Diario de León

El betún del Mago Chalupa

Linares y Ordás comenzaron emitiendo programas infantiles en Radio Juventud y crearon Onda Bierzo

La Obrera, 1964. Yolanda maquilló a Ignacio de Mago Chalupa.

La Obrera, 1964. Yolanda maquilló a Ignacio de Mago Chalupa.

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Carlos Fidalgo | ponferrada
Ponferrada

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Él iba para médico. Ella estudiaba piano. A los dos los unió un micrófono. Y después de un largo noviazgo que fue creciendo mientras presentaban programas infantiles en directo y de cara al público, como se hacía entonces la radio, se casaron un día de diciembre de 1964. La historia de Ignacio Linares y Yolanda Ordás, -”Peter Pan y Wendy, como en una ocasión los bautizó su hija Sonia-” empieza con un micrófono atado al techo por una cuerda, en los días previos al nacimiento de Radio Juventud en Ponferrada, continúa en un taller de La Placa, donde el Mago Chalupa se embetunaba la cara a principios de los años sesenta para encabezar la cabalgata de Reyes, sigue en Seat 600, camino de Alicante, con el asiento trasero lleno de niñas, y se alarga en el tiempo hasta los actuales estudios de Onda Bierzo en la avenida de La Puebla, donde la pareja de locutores convirtió su emisora -”hoy asociada a la cadena Punto Radio-” en un referente informativo y de entretenimiento para los oyentes del Bierzo, Valdeorras, Laciana y Cabrera, como bien le gustaba decir a Linares en la coletilla que abría su noticiario a primera hora de la tarde y que tanto se echa en falta.

Siempre estuvieron en la misma onda. Y aunque la voz de Linares se apagó en enero del 2005, en la misma onda y en los mismos micrófonos continúa Yolanda Ordás, que sigue presentado el magazine que acompaña a los oyentes de Onda Bierzo durante las mañanas. Después de 52 años de trayectoria profesional, Ordás (Ponferrada, 1939) reconoce que su vida está tan vinculada a la radio, donde trabajan tres de las cinco hijas que tuvo con Linares, que se siente desnuda sin un micrófono. «Cuando me invitan a una charla y no hay micrófono, o está estropeado, me tienen que poner uno viejo para que no me sienta desnuda, aunque no funcione», contaba ayer, horas antes de asistir a la inauguración de la plaza con su nombre y el de su marido.

Fueron novios «desde chiquillos», cuentan sus hijas, y antes de contraer matrimonio se casaron con la radio en programas infantiles como «La Ballenísima Alegrísima», que emitía Radio Juventud desde sus estudios de la calle Ave María, donde a principios de los años sesenta existía un escenario y un patio de butacas. Un buen día, y tomando como inspiración al Mago Azufrito que se había inventado un antiguo instructor de la primitiva Estación Escuela número 29 del Frente de Juventudes -”donde el micrófono se ataba al techo con una cuerda y de donde surgió Radio Juventud-” a Linares se le ocurrió embetunarse la cara y crear un personaje que se ha convertido en santo y seña de las Navidades en Ponferrada; el célebre Mago Chalupa, que tanto desconcertaba a los más pequeños cuando acudían a leer sus cartas a los Reyes en los locales de La Obrera y descubrían que el rostro de aquel exótico servidor de sus Majestades manchaba cuando acercaban sus mejillas para darle un beso. «A Ignacio le sudaba la cara y tenía miedo de manchar a los niños, hasta que cambió el betún por el Kanfort. Luego estaba un mes con la cara en carne viva», recordaba ayer Ordás.

Linares -” Cito , como le llamaban sus amigos-” nunca dejó de lado al Mago Chalupa, aunque cultivó el periodismo serio como corresponsal de Diario de León y de la Agencia Efe en Ponferrada y en 1987, junto a su mujer y de la mano de su amigo desde los tiempos de Radio Juventud, Luis del Olmo, creó Onda Bierzo, donde siempre se enteraba el primero de todo y donde los niños que le besaban las mejillas de betún, todavía siguen escuchando a su esposa.

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