El tejo cumple 1.246 años
Un estudio de un ingeniero forestal ya determinó en 1988 la edad exacta del árbol milenario de San Cristóbal de Valdueza. Un libro se hace ahora eco de aquel análisis
Poca gente lo sabe, pero en 1988, el ingeniero forestal Carlos Romero fue capaz de medir la edad exacta del milenario tejo de San Cristóbal de Valdueza, que quizá no sea el más viejo, pero sí es el más fotografiado de los árboles monumentales del Bierzo. Romero usó una rama del árbol y una barrena de Pressler, -”sonda que sirve para obtener muestras de madera de los árboles vivos-” y determinó que el tejo tenía exactamente 1.224 años de edad. De aquel estudio de Romero, inadvertido en su momento, se hace ahora eco el autor villafranquino Santiago Castelao, que acaba de editar con la ayuda de Caja España el libro El Tejo en el Bierzo , donde suma las dos décadas transcurridas y determina que el árbol milenario ya ha alcanzado la respetable edad de 1.246 años.
Castelao, que conserva la barrena de Pressler que usó Romero para estudiar el tejo de San Cristóbal, está convencido de que la especie «goza de buena salud» en la comarca, y que incluso hay ejemplares más viejos que el de San Cristóbal. Y pone en duda las conclusiones de los expertos que el pasado mes de marzo, durante un congreso celebrado en el campus de Ponferrada, advirtieron de que el mítico ejemplar del municipio de Ponferrada está en declive y necesita ser sometido a tratamientos fitosanitarios. «Después de cerrar los ojos y soñar, creo que el mejor proyecto que se puede aplicar a este tejo milenario es que lo dejen en paz. Simple y llanamente», escribe en su libro después de criticar a los «buitres cazasubvenciones, saqueadores del erario público, que le vaticinarán mil y un enfermedades» al ejemplar más conocido de una especie que los celtas consideraron como su árbol sagrado.
Si la salud del tejo de San Cristóbal es motivo de controversia, la edad también ha hecho dudar a los expertos. La ingeniera de Montes Elsa Martín Díaz aventuraba en el año 2008, en el número 92 de la revista Montes , que el fotogénico tejo que da sombra a la espadaña sin campanas de una ermita vacía «posiblemente sobrepase los dos mil años», sin mencionar el estudio de Carlos Romero.
Al menos desde el año 2003, el tejo de San Cristóbal de Valdueza -”que mide 15 metros de altura, con un diámetro de copa de 19 metros y un perímetro de tronco de 4,75 metros, según las mediciones de la asociación A Morteira-” figura en el Catálogo de Especímenes Vegetales de Singular Relevancia de Castilla y León. Iván y Lore dejaron grabadas sus iniciales en el tronco del árbol, junto a un corazón y seguramente antes de que se convirtiera en árbol protegido. Y alguien más desaprensivo le tatuó un cara. Pero el viejo tejo, -”que según el escritor Pedro García Trapiello, «ya miraba perplejo lo que pasaba por el Bierzo antes de que se colocara la primera piedra de la catedral de León»-” no sangra.