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El parón térmico aboca al despido a 80 obreros de la mayor contrata de Endesa

Maessa comunica a su plantilla que apenas tiene carga de trabajo en Compostilla

La inactividad de la central, prolongada por el bloqueo de las ayudas, complica el empleo auxiliar

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R. Arias | Ponferrada
Ponferrada

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El prolongado parón térmico, acentuado ahora por la paralización judicial del Real Decreto de ayudas al carbón, ha puesto contra la pared a los trabajadores de la principal contrata de Endesa en la central de Compostilla II. La dirección de Maessa, compañía dedicada básicamente al mantenimiento mecánico en las instalaciones de Cubillos ha comunicado a los 80 operarios fijos de su plantilla que de no reactivarse la producción en la central se verán abocados al paro. Al despido, más particularmente, según explicaron ayer a este periódico fuentes del comité. Porque según dichas fuentes, las condiciones del contrato de Maessa no permiten acudir a un Ere como el que se ha planteado por ejemplo en las empresas mineras por la misma razón.

«Llegado a este extremo, y debido a las facilidades que otorga a la empresa principal la llamada externalización, sólo nos queda esperar la patada en el culo», señaló uno de los portavoces del comité de Maessa.

Esta auxiliar es la más veterana de Endesa en la zona del Bierzo. De hecho, aglutina a más del 50% de los 150 trabajadores que aproximadamente dependen en estos momentos de forma fija de las subcontratas de Endesa en Compostilla II. Algunas, como por ejemplo la encargada de la limpieza, Senax, se encuentran inmersas en expedientes de regulación (Ere) y otras lo han estado durante el tiempo en el que se ha dejado de consumir carbón nacional en la central berciana.

Los representantes de los operarios de Maessa, sin embargo, creen que ellos van a disponer de la misma «suerte». Entre otras razones porque así se lo ha trasladado la dirección de la empresa, que ha fijado en un horizonte de no más de finales de año la decisión de emprender despidos.

En esta coyuntura, el comité de Maessa apeló ayer públicamente a la propia Endesa y a su «sensibilidad social» para que arbitre mecanismos que de alguna forma puedan suponer la protección social de estos trabajadores subcontratados. «¿Va a hacer dejación de su responsabilidad y transferir el riesgo y los costes que son propios de su negocio a un grupo de trabajadores que de forma permanente y a lo largo de muchos años prestan servicios en su centro de trabajo?», se preguntan retóricamente en un comunicado con el punto de mira dirigido a la dirección de la eléctrica.

«Apelamos a la sensibilidad de Endesa que se dice actual, social, sostenible... Si así es —se contesta el propio comité de Maessa— debe promover y favorecer el desarrollo de normas de carácter transversal, capaces de incluir a aquellos trabajadores que aun no siendo empleados en nómina sí trabajan para ella formando parte del ciclo global de producción. Aceptándolos como interlocutores, e intentado de esta manera reducir los efectos no deseables de la subcontratación».

Lo cierto es que Endesa ha adelantado durante el periodo de parón térmico, que se está prolongando aún más de lo previsto, revisiones en los grupos de la central. El objetivo de dichos adelantos es que la «crisis del carbón» tuviera el menor impacto posible en sus compañías auxiliares

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