Los centros de salud controlan a 1.576 personas bajo riesgo de alcoholismo
Atención Primaria y Beda firman un protocolo para la detección precoz de la adicción
La asistente social y el presidente de Beda, Fernández y Esquina, con Criado y Gallego.
El Servicio de Atención al Bebedor de Riesgo del área de Atención Primaria del Bierzo ha atendido a 1.576 pacientes a los que se considera consumidores potenciales de alcohol, es decir, que cumplen con los parámetros aplicables a las personas que podrían derivar en problemas de dependencia. Son, en su mayoría, hombres -”1.381, frente a 195 mujeres-” y constituyen el 1,12% de la población total atendida en el área de salud berciana, que supera las 129.800 cartillas sanitarias. No obstante, es éste un porcentaje que se sitúa muy debajo de la media de Castilla y León -”un 4,5%-”, lo que hace pensar que son muchos los casos que permanecen ocultos. Por este motivo, la gerencia de Atención Primaria del Bierzo y la asociación de tratamiento de alcohólicos Beda ratificaron ayer un convenio de colaboración con un objetivo claro, la prevención. Se trata de un acuerdo interprofesional que sólo se llevará a cabo, además de en la comarca, en Palencia y Zamora.
A partir de ahora, profesionales de Beda y médicos de cabeceras coordinarán su actuación en esta materia e intercambiarán conocimientos, para que la plantilla sanitaria amplíe su formación a fin de detectar con la máxima premura a los bebedores de riesgo. «Los pacientes que tienen problemas con el alcohol generalmente no acuden a la consulta o lo hacen por otros motivos», aclaró el director médico de Atención Primaria, Honorino Gallego. Por ello, es difícil descubrir su adicción. En este sentido, las mujeres ocultan mucho más el problema que los varones, de ahí que el número sea menor. «En el ámbito femenino la incidencia es mucho mayor de lo que se está detectando», aseguró el gerente del área, Eduardo Criado.
Los consumidores potenciales pueden ser de tres tipos: de riesgo puro, consumo perjudicial y dependencia. El objetivo es atajar el problema desde el origen y, si no se consigue, derivar al paciente a Beda, donde será incluido en un programa de 24 meses de duración -”dependiendo de la evolución-” para facilitar la rehabilitación.