Diario de León

El fiscal pide 26 años de cárcel por el asesinato de un taxista de Ponferrada

Los padres del fallecido reclaman en el juzgado 96.000 euros al único imputado

La Guardia Civil conduce al imputado Pedro Rozas ante el juez en septiembre del 2008.

La Guardia Civil conduce al imputado Pedro Rozas ante el juez en septiembre del 2008.

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MANUEL FÉLIX | PONFERRADA
Ponferrada

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La muerte del taxista ponferradino de 34 años José Miguel Alves Merayo, asesinado de un disparo en la cabeza en Las Ventas de Albares en agosto del 2008, tiene un precio judicial para sus padres. El abogado que les representa, Manuel Casero, acaba de presentar el escrito de la acusación particular y en él solicita en total 38 años de cárcel y 96.869,86 euros de indemnización a Pedro Rozas Álvarez, de 32 años, como colaborador necesario. Sin embargo, el fiscal que lleva el caso solicita 20 años de cárcel para Pedro Rozas por asesinato; otros 5 por robo con violencia, un año y 11 meses por tenencia ilícita de armas y cinco meses de multa, a razón de 6 euros día, por hurto del coche.

El otro imputado en esta causa, Florencio Domínguez García, -”considerado a sus 49 años como el autor material del disparo al taxista-” murió de un infarto en la prisión de Mansilla de las Mulas en diciembre de 2008. Fue tres meses y medio después de ser detenido en un mercadillo en Cistierna junto al citado Pedro Rozas, ahora único acusado vivo. Éste será juzgado en la Audiencia Provincial de León los días 14 y 15 de marzo del próximo año.

El letrado Manuel Casero asegura en su escrito de conclusiones provisionales que el 19 de agosto del 2008, el imputado Pedro Rozas («condenado ya en 1996 por un delito de asesinato en grado de tentativa sobre la persona de Avelino T. A., cuando estaba a la espera del mismo para darle muerte en Bembibre mediante recompensa») se encontró en el centro comercial El Rosal de Ponferrada con Florencio Domínguez. Ambos se dirigieron a la estación de autobuses y permanecieron allí hasta las 22.30 horas, momento en el que llegó un taxi conducido por José Miguel Alves. Según la acusación particular, «en todo momento y desde su encuentro con Florencio Domínguez, el imputado sabe perfectamente que el objetivo del día de autos es asesinar a un taxista y robarle la recaudación que lleve», en base a las declaraciones efectuadas ante la Guardia Civil y en los juzgados.

Una vez subidos al taxi que conducía José Miguel, el imputado y Florencio lo abordan, sentándose Pedro en el asiento del copiloto y Florencio detrás. Piden al taxista que les lleve a Las Ventas de Albares, y allí se dirigen por la A-6. Según las mismas conclusiones, durante el trayecto, Pedro, puesto previamente de acuerdo con Florencio, «le da conversación a la víctima», hablándole de un conocido común de profesión taxista como él, «al objeto de que se confíe y no sospeche de las intenciones de ambos».

Se tiró en marcha. Una vez en Las Ventas, Florencio le indica al taxista que tirara «todo recto» y tomara «la calle segunda a mano izquierda». Una vez aquí le pide que siga hasta el fondo y detenga el coche. Se trata de un lugar de escasa iluminación y apartado del casco urbano, en un camino que une Las Ventas con Albares de la Ribera y que discurre de forma paralelo a la antigua Nacional VI. Ante esta situación, el taxista, temiendo un acto delictivo, abre la puerta del coche para tirarse en marcha de él. Fue en este momento, según la reconstrucción que hace la acusación particular, cuando Florencio Domínguez dispara contra José Miguel Alves y le alcanza en la parte posterior de la cabeza con una pistola marca «Tanfoglio Ft», manipulada para disparar munición real del calibre 6,35 milímetros Browning.

En las conclusiones de la acusación se indica que una vez consumado el delito, el imputado, junto con el autor material Florencio Domínguez, sacaron a José Miguel del vehículo y lo depositaron al lado, boca abajo, tendido con la cabeza orientada a la parte trasera del taxi.

Todavía vivo. Luego le sustrajeron las cosas de valor, como la cartera, dinero en efectivo y el teléfono móvil, con el cual se quedó Pedro Rozas. Según el informe judicial, los dos abandonaron el lugar de los hechos, dejando al taxista «todavía vivo allí sin prestarle auxilio alguno». Se fueron a pie en dirección a Bembibre por no poder llevarse el vehículo, que había impactado contra un árbol a poca velocidad tras el intento de José Miguel de zafarse de los dos acusados.

El abogado de los padres del taxista intentará demostrar en el juicio que la forma de actuar del único imputado vivo y de su compañero de fechorías fallecido, el asturiano Florencio Domínguez, en el caso del Bierzo fue el mismo, «paso a paso», que el de Salamanca. Allí, ambos intentaron asesinar a otro taxista llamado Jorónimo Gómez el 1 de agosto del 2008, sobre las 4.45 horas, fallando en su objetivo. De igual forma, sobre las 20.20 horas de ese mismo día 1 de agosto, Pedro y Florencio «agredieron a Ricardo del Arco, descerrajándole dos tiros en la cabeza y robándole posteriormente la cartera, que contenía de 400 a 600 euros en su negocio de Salamanca, denominado Marmolerías Sánchez».

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