Tirados en el polígono de Bembibre

La crisis inspira episodios de surrealista tristeza. Uno de ellos lo escriben cada, desde hace más de cinco meses, los trabajadores de una planta de fabricación de muebles en el polígono industrial de San Román de Bembibre. Los 15 operarios que integran la plantilla de la empresa Arcotec-Armarios Galma acuden puntualmente a sus puestos de trabajo desde el mes de septiembre a pesar de que desde entonces la compañía ha interrumpido el pago de las nóminas.

Así lo explicó ayer un portavoz de los afectados a este periódico, que además añadió que desde hace alrededor de otros dos meses no saben siquiera del paradero del industrial y gerente de la compañía. En estas condiciones, más extraño parece todavía que sigan fabricando los armarios decorativos que la empresa vende no obstante en una cadena propia de tiendas que distribuye en León y Galicia. Así que parte de los 15 trabajadores prosiguen con su actividad pese a que de las mensualidades nada se sabe y menos del destino de la facturación de los muebles.

«Lo que pasa es que nuestros abogados nos han dicho que sigamos acudiendo al trabajo», razonaba uno de los 15 obreros que permanecían ayer por la mañana, como todas, al pie de la maquinaria. La paciencia de la mayoría, sin embargo, está más que agotada. Aunque ya se ha convocado al empresario, según la versión de los trabajadores, a tres actos de conciliación éste no da respuesta a ninguna de las demandas de los asalariados para que ellos y sus familias salgan lo mejor parados posible del lío. Esto es; que cobren buena parte de lo que se les adeuda o al menos que se ponga en marcha algún tipo de ajuste que les permita percibir los fondos de la administración o ir al paro y mientras tanto buscar otra salida laboral.

Como náufragos en medio de un polígono industrial como el de Bembibre, que es prácticamente el único del Bierzo en el que siguen floreciendo nuevas fabricas al socaire de los incentivos del Plan del Carbón, los trabajadores de Arcotec esperan un rescate urgente de la penuria que les ahoga.

Desvalijados. El empresario, después de meses desaparecido, eso sí, reaparecío el pasado lunes para responder de otro extraño suceso más de los que jalonan el devenir de la firma. La Guardia Civil lo localizó para que conociera de primera mano los efectos del desvalijamiento que sufrieron durante el fin de semana las oficinas y la caja fuerte de la fábrica, una nave de 7.000 metros cuadrados de superficie.