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Breves

La Virgen se sostiene a pulso

La cofradía de Cacabelos procesiona la imagen de María en el santuario de las Angustias para cerrar las fiestas de Pascua

Los cofrades, en el momento de levantar a pulso a la Virgen, ante el santuario.

Ponferrada

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Un repique violento de campanas saludó ayer la salida de la Virgen de las Angustias de su santuario en Cacabelos. Los miembros de la Cofradía del Santo Cristo de la Plaza y la Virgen de las Angustias sacaron el paso a hombros, comenzaron a bailarlo, y cumpliendo la tradición, lo levantaron a pulso, lo elevaron sobre las cabezas de los vecinos y comenzaron a caminar.

Ayer fue el día grande de las fiestas de Pascua en Cacabelos. El día grande y el último día. El día en que la Virgen sale de su santuario en procesión y las campanas de la espadaña no dejan de sonar hasta que la imagen no regresa a su sitio.

El primer repique es intenso. Llama la atención. Luego el sonido de las campanas del santuario de las Angustias se va amortiguando, marcando el paso de los cofrades alrededor del templo, acompañados ayer por la banda de música A Lira de Prado, de Lalín (Pontevedra) y seguidos en procesión por cientos de fieles y curiosos que un año más, esperaban fuera de la iglesia porque el templo siempre se queda pequeño.

La Virgen salió a la vista de todos vestida con su manto rojo, con ribetes de color oro y su corona de plata. De oro y plata eran los instrumentos de viento de la banda. De domingo iban vestidos muchos vecinos. Y como era fiesta, fiesta mayor, no faltó el subdelegado del Gobierno, Francisco Álvarez, para acompañar al alcalde y al resto de autoridades locales. Antes de la misa y de la esperada salida de la Virgen, el subdelegado tuvo tiempo de recordar ante los periodistas los seis millones de euros que ha invertido el Gobierno en Cacabelos en esta legislatura, con proyectos como el Museo del Vino, con la construcción de su última fase a punto de comenzar. El alcalde, José Manuel Sánchez, también recordó que el nuevo Cine Faba será una obra para el 2013.

Y después acudió al santuario para cumplir con las obligaciones del cargo y presenciar la salida de la Virgen, ante el asombro de algunos romeros que desconocían que ayer hubiera fiesta en Cacabelos, como un peregrino asiático que no dudó en dejar la mochila a un lado y subirse al muro del templo para ser testigo de un ritual ajeno; la Virgen, sostenida a pulso en Cacabelos.