El Alto Sil, de sumidero a paraíso
Hace menos de dos décadas, el recorrido del oso pardo concluía en el Alto Sil. Aquí venía a morir, víctima del furtivismo. Un simple disparo o la aplicación de veneno acabaron con la vida de gran cantidad de ejemplares. Ahora, las cosas han cambiado y se ha convertido en «una de las mejores zonas de toda la Cordillera Cantábrica», según explicó el coordinador de Proyectos de la Fundación Oso Pardo, José Luis García. De hecho, aunque es complicado contar los osos de un territorio concreto porque se mueven mucho y es una especie difícil de ver, el año pasado se identificaron mínimo seis osas con crías.
«Hasta hace 15 años, el Alto Sil era un sumidero de osos. Allí llegaban y desaparecían por el furtivismo excesivo», recalcó García. No obstante, la lucha contra la matanza indiscriminada de los plantígrados, la educación ambiental y el apoyo social han conseguido liberar a la zona que comprende los municipios de Palacios, Páramo del Sil y Villablino del lastre de la muerte. Recordaba el coordinador de Proyectos de la FOP que «en los años 80 se organizaban incluso cacerías específicas para el oso pardo». Comitivas de furtivos que, aún siendo ilegal matar osos desde 1973, convocaban el asalto con carteles como «mate a uno de los últimos osos cantábricos que quedan». Un relato estremecedor que hoy es ya historia. Ahora, el Alto Sil es cuna segura de osos pardos.