Vuelve la 31, a la espera del Tren del Sil
La mítica locomotora que tiró del tren Correo Ponferrada-Villablino reposa ya en el Museo del Ferrocarril
Sesenta y ocho años después de que la 31 llegase por primera vez a Ponferrada, esta emblemática locomotora a vapor -seña de identidad de la minería berciana- regresó ayer a casa. Llegó por carretera, a lomos de un camión, y ya descansa en los raíles de la vieja estación de trenes de la capital berciana, lo que hoy es el Museo del Ferrocarril. Aquí se quedará, como parte de la historia viva de una tierra que la escuchó silbar a orillas del río Sil durante más de cuarenta años. Esta vieja gloria construida en Munich (Alemania) en el año 1913, inició su servicio en Ponferrada en 1943, recorriendo diariamente el trayecto que une la capital del Bierzo con la vecina comarca de Laciana y sirviendo al transporte de viajeros -remolcaba el añorado tren correo- y mercancías. A los primeros los abandonó en 1983 y seis años después dejó también de llevar carbón.
No obstante, su historia comienza de la mano de la Sociedad Minera Guipuzcoana y bajo el nombre de PSS 6, cabeza del ferrocarril Plazaola, entre Pamplona y Lasarte. Tras 30 años recorriendo las mismas vías, la Minero Siderúrgica de Ponferrada la compró por 268.000 pesetas de las antiguas, teniendo que practicarle diversas reparaciones que subieron el precio en 45.000 pesetas más.
Desde 1989, la 31 permaneció en silencio, callada. Pero fue en el 2001 cuando la Junta decidió restaurarla. Así, a día de hoy es la única de todas las que han circulado por la línea Ponferrada-Villablino que puede funcionar. Han tenido que pasar diez años -"desde su recuperación-" para que la 31 vuelva a reinar en Ponferrada, como se merece, bajo el techo que tantas veces lo vio partir y tras haber pasado los últimos 17 meses en un hangar en Ardoncino, en el término municipal de Onzonilla (León).
En su desembarco, la PV 31 encontró caras conocidas. Entre ellas las de varios directivos del grupo Alonso y, sobre todo, la del último jefe de la estación de Ponferrada, Tino Martínez, y la un maquinista que convivió con ella, Erín de la Mata. Ambas recordaron su historia, la historia del Bierzo, la del carbón y la del Valle del Sil. Hablaron de historias, como aquella en la que la 31 descarriló y cayó al río, a la altura de Villarino, a consecuencia de una avalancha de nieve. Historias que forman parte ya de la historia de dos comarcas unidas por un tren y que ahora aguardan la llegada de otro, el Tren Turístico del Sil.