Cerrar

Veinticinco niños saharauis ya están pasando el verano en familias bercianas de acogida

El centro cívico de Flores del Sil fue ayer el punto de contacto entre los niños y las familias.

Ponferrada

Creado:

Actualizado:

Vestía una camiseta de Messi, llevaba una bufanda del FC. Barcelona a pesar del calor y estaba radiante. Sidi tiene 13 años, llegó ayer al Bierzo desde los campos de refugiados saharauis de Tinduf, en el desierto de Argelia, para pasar los próximos dos meses del verano con una familia que le lleva acogiendo un lustro en Toreno, y la idea a de ir a la piscina, a la playa, de jugar con otros chicos en la calle, de pasar tiempo con su segunda madre, Ana Fernández, y de emular a Messi, le ponía una sonrisa de oreja a oreja. Sacarle algo más era complicado, porque Sidi se encogía ayer como una oruga sonriente en asiento del coche donde le llevarían desde Ponferrada a Toreno cada vez que el periodista le preguntaba por su ídolo, por el fútbol y por el verano que le espera. «Es muy tímido», explicaba Ana Fernández, que soltó una carcajada cuando vio llegar al pequeño con la camiseta del Barça porque en su casa todos son del Real Madrid. Tímido, Sidi, pero con sentido del humor.

Como Sidi, otra quincena de niños saharauis llegaron ayer al Bierzo en coches particulares de los voluntarios de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui desde el aeropuerto de Villanubla (Valladolid), donde había aterrizado el vuelo charter. otra decena lo hizo ayer, hasta sumar los 25 niños del programa Vacaciones en Paz que este verano se olvidarán del desierto en el Bierzo, donde puede llegar a sufrir temperaturas de hasta 55 grados en época estival.

Y junto a los pequeños que llegaban para estar dos meses, se juntaron ayer en el centro cívico de Flores del Sil algunos de los menores saharauis que permanecen durante todo el año con sus familias de acogida porque estudian en España. Es el caso de Salamu, de 12 años de edad, que se defiende muy bien en castellano y vive con una familia de acogida en Viloria. Cuando le preguntan qué es lo que más le gusta de los veranos en España, lo tiene muy claro. «Ir a la piscina», decía con desparpajo.

El que ayer llegaba al Bierzo por primera vez, y se le notaba un tanto desbordado por tanta atención, era el pequeño Malek, que no se separaba de la pierna de su madre de acogida en Bembibre, Alba Vilariño. «Hoy le vamos comprar ropa, un balón y nos vamos a bañar, que vea el agua», decía Alba. De nuevo, la piscina, para unos niños que vienen del desierto.