Corullón escarba en su raíz celta

Todo comenzó con la búsqueda de los restos de un familiar que supuestamente había sido asesinado en la Guerra Civil. Un equipo de arqueólogos de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica se trasladó hace dos semanas hasta el Val de Cereixal, entre las localidades de Corullón y Hornija, y comenzó a estudiar los restos humanos que diez años atrás un perro había desenterrado por casualidad.

Sin embargo, «los que vinieron aquí a investigar nos dijeron que estos restos eran por lo menos de la época medieval o musulmana. Por el tamaño de las tumbas, se parecen mucho a los de Hornillo que son celtas», detalla el alcalde de Corullón, Luis Alberto Arias.

Esta premisa hace que el primer edil del municipio llegue a la conclusión de que estos enterramientos puedan pertenecer a la civilización prerromana de los celtas ya que en las inmediaciones se encuentra dos castros de mismos orígenes denominados La Muria y El Castrín, también muy cercanos a la pedanía de Hornija.

El alcalde recalca que «podrían llegar a 80 tumbas, como poco (...) además pensamos que esto no puede estar solo, tendría que haber al lado algunas casa o pueblo». Su principal objetivo es, por tanto, conocer el origen de los huesos, tumbas y losas que se dispersan a lo largo en una superficie de 500 metros.

Uno de los primeros vecinos de Corullón que descubrió estas tumbas fue Jesús García, ya que son en sus tierras donde se ha empezado a investigar. «El abuelo de mi mujer ya me dijo que por aquí había una tumba, luego años después vine con mi hijo y vimos huesos de la parte de la mandíbula y varios dientes, los cogió y los guardó. Y ahora cuando los arqueólogos vineron a examinar, esos huesos se los dimos hace unos días y nos dijeron que era una mujer muy pequeña y muy vieja», relata Jesús. Está convencido de que los huesos pertenecen a los celtas. «Son lo que son», argumenta sin dudar este vecino de Hornija.

El alcalde de Corullón, Luis Alberto Arias, confirma también que los vecinos, al arar los campos, comentaban que era habitual toparse con las losas que cubrían los huesos. «Era casi hasta de broma», apostilla Arias.

Estas tumbas están distribuidas en forma de escalones, con los esqueletos en posición horizontal, las cabezas en dirección al valle y los pies, a las montañas. «Y están perfectamente alineados y construidos. Tienen una geometría, al igual que la cantería (...) En este rincón - un metro cuadro -, ya hay cinco», señala el primer edil.

«Lo que me gustaría - continúa - es preservar todo esto y enriquecernos con la cultura que está aquí escondida tanto para el pueblo como para el Bierzo». Desde el consistorio de Corullón y los arqueólogos de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, se han remitido estos estudios previos a la Junta de Castilla y León para poder seguir investigando tanto las tumbas como lo que pueda aparecer enterrado en torno a este enterramiento como «poblaciones o algún símbolo para conocer la cultura que tenía esta gente. Eso es muy importante».

El alcalde Luis Alberto Arias subraya también que «por el informe que se ha mandado, la Junta se ha interesado muchísimo. Y si a ellos al final no les interesa, nosotros como Ayuntamiento vamos a hacer todo lo posible sacar algo de lo que está aquí enterrado».

Celtas o no, el consistorio de Corullón quiere poner en valor estas excavaciones y dotar al entorno del municipio de un atractivo que permita atraer tanto a turistas como a expertos en Historia y Arqueología y poder así conocer más acerca de estos enterramientos encontrados en las cercanías de Hornija.