Diario de León

El mini-museo minero del abuelo

Un octogenario de Torre, Francisco Domínguez, crea en su propia casa un espacio dedicado al mundo del carbón en el que trabaja desde hace siete años

Francisco Domínguez, con 82 años, posa en el local de su casa dedicado a los recuerdos mineros.

Francisco Domínguez, con 82 años, posa en el local de su casa dedicado a los recuerdos mineros.

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v. silván | torre del bierzo
León

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«El abuelo fue picador allá en la mina y arrancando negro carbón quemó su vida». Esta es la letra de la canción de Víctor Manuel y también las palabras que presiden -entre candiles, picas, vagones e imágenes de Santa Bárbara--un museo minero muy particular, ubicado en Torre del Bierzo, donde todavía la mayoría de los niños pueden gritarlas bien alto sin faltar a la verdad -cada vez serán menos por el goteo constante de cierre de minas-. Con 82 años, Francisco Domínguez, el 'señor Paco', puede presumir de haber levantado sólo y en su propia casa todo un espacio dedicado a la minería del Bierzo y Laciana, con una reproducción de la galería de una mina incluida.

Hace unos siete años, Paco empezó a llenar su bodega de «todas esas cosas que tienen que ver con la mina2 y desde entonces tiene abiertas sus puertas, todos los días del año y a cualquier hora del día, para quien quiera conocer de cerca esta dura actividad, que ha sostenido a miles de familias y dado riqueza a buena parte de esta comarca leonesa. «La puertas siempre están abiertas, y mi hermana o yo se lo enseñamos a todos, también vienen niños de los colegios de aquí de Torre, de Albares de la Ribera y hace poco estuvieron también de un colegio de La Bañeza», explica.

Detrás de este museo se esconde también una historia personal y triste, como reconoce resignado el propio Paco, porque comenzó a trabajar en él en el año 2004, tras la muerte de su único hijo. «Tras su muerte, me tuve que meter a hacer algo y empecé con este martillo de barrenar porque mi hijo vivía en Madrid y en la bodega del chalé tenía un rincón con cosas de la mina, porque eso a él le gustaba mucho y, entonces, un día me pidió que le consiguiera un martillo de barrenar y yo le conseguí éste pero, como era demasiado grande, me pidió otro más pequeño, pero ya no tuve tiempo», recuerda.

El visitante entra a este museo a través de un cuadro de madera de castaño posteado, sobre el que cuelga un enorme cartel que da la bienvenida al «Museo minero Torre del Bierzo», colocado entre cascos. En su interior una de las paredes muestra cientos de objetos relacionados con la explotación del carbón desde candiles y lámparas -algunas hechas por Paco- hasta martillos de picar, para entibar (apuntalar y fortalecer con maderas y tablas las galerías para que no se hundan) o de barrenar (para hacer agujeros en el carbón), pasando por explosores, vagones, punterolas, 'hachos', piedras de carbón de Malabá, picas, mazas y hasta una pequeña estatua hecha «con carbón puro asturiano».

La mina de antes. Del otro lado, un gran mural que representa la bocamina de un pozo con varios vagones de madera tirados por una mula, una de las estampas más características de las primeras décadas de esta actividad -en algunos chamizos no había ni mulas y eran los propios trabajadores los que empujaban a pulso-. A su lado, fotografías del lavadero de Virgilio Riesco, de algunos de los cargues del grupo Viloria en Torre del Bierzo e incluso algunas del interior de una mina de Fabero. En su museo, Paco ha reservado también un espacio a los seis mineros que se encerraron en 2005, a 300 metros de profundidad, en el pozo de Malabá, perteneciente a la empresa Alto Bierzo.

Entre este laberinto visual de imágenes y objetos, Paco destaca una pieza que tiene un gran valor para él: el viejo reloj de bolsillo que acompañó a su padre -al que llamaban 'Pacho'- cada uno de los días que este bajaba a las entrañas de la tierra y que tiene grabadas sus iniciales, las que ambos comparten. «Mi padre no hizo otra cosa que trabajar en la mina», asegura mientras recuerda los nombres de otros que ya no están como su tío Sergio Fernández 'Patapalo', que con esa discapacidad siguió trabajando de minero, o su cuñado Guillermo Villadangos 'Trabuco'.

El señor Paco también trabajó en el sector del carbón, no recuerda exactamente los años, pero pasó por varias explotaciones del valle de Laciana, en las localidades de Villablino y Caboalles, y antes de entrar como camionero para Virgilio Riesco también prestó sus servicios en la mina La Plata, cuyo propietario era Antonio Amilivia. «Yo trabajé en Villablino, en Laciana, pero siempre por las galerías, no me gustaba la rampla, y también en Torre, pero yo ya andaba con un camión de aquella para cargar vagones aquí en la estación de tren», recuerda.

Pero este sencillo museo minero guarda un secreto. Al fondo, tras una cancilla, se oculta la reproducción de cómo es la galería de una mina, en la que utilizó varios arcos de hierro procedentes de una de las explotaciones del grupo Viloria, que fueron rescatados de la fundición para convertirse en una pieza fundamental de este espacio, que Paco también utiliza como 'fresquera'. «Eran los más pequeños y los iban a mandar a la fundición, pero me los dieron y además me ayudaron a colocarlos», agradece Domínguez, al tiempo que apunta a una parte que tiene reforzada y un vagón tapado con tablones. Parte de la galería se hundió hace dos años por las fuertes lluvias. «Me encontré solo y dije que eso ya no lo levantaba yo», lamenta.

La Lámpara de los Sueños. El proyecto del Monumento al Minero en Torre del Bierzo, conocido como la 'Lámpara de los Sueños', sigue durmiendo el sueño de los justos. No despierta. La Fundación Cultura Minera, que preside Manuel Lamelas -propietario del grupo Viloria y originario de este municipio berciano- promueve desde el 2005 la construcción de este complejo turístico-cultural, que contaría con financiación de fondos mineros -unos seis millones de euros-. Unas instalaciones para 'iluminar' el Alto de la Rueda, que incluían la visita a una mina viva, la exposición de una de las más amplias colecciones de fósiles cedida por el experto José Vicente Casado y como complemento cuatro accesos directos desde Torre, Las Ventas, Albares y La Ribera. Tras el replanteo de los terrenos en 2007 con la presencia del alcalde de Torre del Bierzo, Manuel Merayo, y los pedáneos de Santa Marina de Torre y Albares de la Ribera -responsables de la cesión de los terrenos-, se anunció la colocación de la primera piedra.

Cuatro años después sigue bloqueado un proyecto que podría traer una «chispa» de desarrollo a uno de los municipios más castigados por el fin de la minería. Una tramitación lenta, pendiente todavía de los informes de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, según explica Manuel Merayo, que espera que pronto sean favorables para concluir la modificación de las normas urbanísticas que permitan avanzar en la construcción de la «Lámpara de los Sueños».

Y el sueño de Paco es que pronto ese Monumento al Minero eche a andar y que todo lo que guarda en casa se exhiba en un lugar adecuado, a la altura del «valor y tesón» de «todos los mineros de España, particularmente los del Bierzo y Laciana» a los que dedica su mini-museo. Esa es la verdadera grandeza de las pequeñas cosas.

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