Un pirómano hace arder Toreno

Un incendio provocado en cinco focos distintos puso ayer en jaque a todas las fuerzas aéreas de extinción de la Junta de Castilla y León. El fuego se propagó rápidamente a última hora de la mañana por los montes de Toreno y las pequeñas localidades de Valdelaloba, Pradilla y Cabañinas. Hacia las tres de la tarde se decretó el nivel uno por la densa masa forestal que existe en la zona y ante la perspectiva de no poder aplacarlo en menos de doce horas. Aunque al cierre de esta edición se consideraba oficialmente «en vías de ser controlado».

El llamativo hongo de humo que delataba la intensidad de las llamas se hizo visible incluso desde la autovía A-6 en el entorno de Congosto, en la cola del pantano de Bárcena que fue hacia donde se encaminaron las llamas con mayor vertiginosidad. Debido a lo escarpado y lo impenetrable del terreno los técnicos optaron por destinar al lugar del siniestro a los seis helicópteros de la bases de la provincia más un séptimo aparato, así como a dos hidroaviones procedentes de Rosinos (Zamora). También intervenían no obstante en el combate contra los principales frentes los integrantes de tres brigadas terrestres y dos bulldozers, según informó a este periódico el delegado territorial de la Junta, Eduardo Fernández, siempre encima de las operaciones. Fernández lamentó que fuese la mano de un incendiario o incendiarios la que una vez más, especialmente durante las últimas 72 horas, se adivine detrás de un siniestro de estas características.

El jefe del servicio de Medio Ambiente, lo corroboró explícitamente: «Es intencionado y con muy mala uva». El alcalde de Toreno, el popular Pedro Muñoz, lamentó por un lado la «inconsciencia» de quien prende el monte, pero se deshizo en elogios hacia la labor de todos los efectivos movilizados, que «creo —dijo— impedirán que el balance de hectáreas abrasadas resulte muy escandaloso». Se confía en que la superficie calcinada no supere las 50 hectáreas.

Frente a Santa Marina. A última hora de la tarde las mayores llamas se plantaron muy cerca de Santa Marina del Sil, casi frente al pueblo. Aunque a salvo completamente por el cortafuegos de agua del ancho cauce de la desembocadura del río en la cola del pantano. En ese espacio proliferan los castaños y los robles entre abundante matorral y el monte bajo.

El rastro habitual de los pirómanos en el Bierzo se está haciendo especialmente llamativo este mes. Desde el domingo, los fuegos provocados han arrasado más de cien hectáreas en Villafranca, Fontoria (Fabero), Carracedelo y Vega de Valcarce.