La investigación sigue abierta

A Alberto García González la Guardia Civil le atribuye el incendio que calcinó más de 300 hectáreas entre las pedanías de Porcarizas y Campo del Agua. Fue este uno de los últimos focos registrados en la Reserva de la Biosfera de Ancares. No obstante, muchos otros quedan pendientes, por lo que el Seprona mantiene abierta la investigación para esclarecer su autoría y determinar también si el detenido ayer guarda alguna relación con el total de ocho fuegos que asolaron Ancares en poco más de dos semanas.

Todo se inició el día 7 de este mes. Fue entonces cuando las llamas comenzaron a devorar monte en la localidad de Tejeira. Desde aquella y hasta el reciente día 23 se han contabilizado otros siete focos que han puesto en jaque la zona comprendida entre los municipios de Villafranca del Bierzo, Vega de Espinareda, Peranzanes y Candín, afectando a las pedanías de Tejeira, Porcarizas, Campo del Agua, Villar de Acero, Balouta y Villarbón. Un escenario de gran valor natural y patrimonial que ha visto como su masa forestal se venía abajo calcinada por el fuego. Ayer lo recordaba el secretario de la Junta Vecinal de Tejeira y concejal de Cultura de Villafranca, Luis Manuel Prieto Gaztelumendi, satisfecho por la reciente detención y agradecido por la labor de la Guardia Civil. «Nos alegramos enormemente de que se haya producido esta detención y esperamos que caiga sobre el detenido todo el peso de la ley si se demuestra que ha sido él el incendiario», apuntó Gaztelumendi, considerando que el hecho de que el presunto autor sea una de las personas encargadas del cuidado de la Reserva convierte el hecho en «muchísimo más grave».

No obstante, el concejal no quiere que se generalice, por lo que dejó clara «la extraordinaria labor que han desempeñado los forestales de la guardería», «estando siempre a nuestro lado» en cada uno de los incendios registrados.

El también número dos de la pedanía de Tejeira explicó que entre las funciones del detenido se encontraba la de vigilar las piezas de caza y acompañar a los cazadores que adquirieran una para su abatida.