Un proyecto adjudicado por medio millón de euros menos y parado más de mes y medio
Los vehículos no pueden acceder a los garajes de los edificios.
Las alarmas saltaron a principios de octubre. Cuatro meses después de que la Junta de Castilla y León adjudicara la reforma de la avenida de Valdés por 1,1 millones de euros a la constructora Volconsa, los problemas económicos de la empresa paralizaban las obras y dejaban el centro de Ponferrada convertido en un paisaje de guerra, con el suelo levantado, salpicado de zanjas y amenazando con convertirse en un barrizal en cuanto lloviera. La constructora presentaba la solicitud del concurso de acreedores en un juzgado vallisoletano y confirmaba la peor noticia; las obras de la avenida no se iban a reanudar a corto plazo.
A comienzos de mayo, Volconsa se había hecho con el contrato de la Junta ofreciéndose a realizar los trabajos por medio millón de euros menos del presupuesto de licitación, de 1,6 millones. La Junta se ahorraba casi un tercio del dinero previsto y los vecinos se las prometían felices entonces porque la administración autonómica iba a asumir el coste de los trabajos íntegramente, sin que tuvieran que colaborar en la financiación con contribuciones especiales.
El proyecto contemplaba la mejora de 440 metros de vial entre la avenida de Compostilla y la calle Fueros de León para mejorar el tráfico, la comodidad de los vecinos e impulsar el comercio de la zona, pero el final del verano supuso también el comienzo de la agonía de Volconsa.
Plataforma vecinal. Se oyeron entonces voces como la del presidente de la Federación Leonesa de empresarios en el Bierzo, Javier Morán, lamentando que el proyecto no hubiera acabado en manos de alguna constructora berciana y el equipo de gobierno municipal, con las elecciones generales encima, se esforzó por buscar una salida junto a la Consejería de Fomento. El alcalde, Carlos López Riesco, viajó a Valladolid el 25 de octubre y recibió el compromiso del consejero Antonio Silván de que la empresa retomaría los trabajos, junto con la promesa de readjudicar otro proyecto eterno como el acceso de la avenida Astorga. Los directivos de Volconsa así se lo habían asegurado al consejero, con vecinos y comerciantes de la calle ya constituidos en plataforma cívica para reclamar la reanudación de las obras.
A mediados de noviembre, los obreros volvían a las zanjas, para alivio de todos los que viven y trabajan en lo que todavía hoy es un barrizal.