Valdés: la zanja de la vergüenza

Los comerciantes asfixiados, los vecinos hartos y, ellos, con los viandantes que cada día pasan por la avenida de Valdés, cansados de tener que rodear para evitar el paso angosto entre la pared de los edificios y la verja de la obra, de saltar el barro y de tener que hacer equilibrios para circular por las planchas metálicas que ayudan a salvar algunos socavones. La avenida de Valdés está completamente abierta desde hace tres meses y se ha convertido en la zanja de la capital berciana.

El Toralín recibe hoy al Real Madrid con una ciudad levantada en obras. El estado del principal acceso a la capital berciana, por Montearenas, ya da una idea de cómo están algunas obras en la ciudad: paradas. Los ciudadanos no esconden su indignación y consideran que la situación de esta calle «es una vergüenza» y que «el Ayuntamiento debería poner más empeño para exigir que la obra concluya de una vez por todas». Algunas personas mayores tienen serios problemas para moverse por el estrecho trazado que dejan las verjas que acotan la zanja y a esta situación se suman los carritos de bebés, que tienen también graves problemas para transitar. Por este motivo, los vecinos reclaman al Ayuntamiento que se implique y exija que se agilicen las obras.

Los vehículos son los peor parados, con incapacidad total de tránsito, incluido a los garajes de las viviendas del barrio, ya que la calle está completamente abierta en canal para la colocación de las redes de saneamiento y abastecimiento. Las pérdidas de los comerciantes se suman al bloqueo a los vecinos.

Las compras de Navidad ya han comenzado y por la avenida de Valdés nadie se pasea con bolsas de regalos. Los comerciantes ya han reducido al máximo sus empleados y algunos acumulan pérdidas de más del 50%. «Estamos recortando contratos y gastos por todos los sitios», explicó el portavoz de los comerciantes afectados por la obra, Víctor Rodríguez.

La reforma de la avenida de Valdés, en pleno centro comercial y una de las principales arterias de circulación, comenzó a principios del mes de septiembre, después de que la Junta —responsable de la ejecución con la financiación y la adjudicación de la obra— entregara el proyecto a Volconsa. No había pasado un mes cuando la empresa segoviana presentó la solicitud del concurso de acreedores en un juzgado de Valladolid, donde tiene su sede social, y retiró a todos los operarios que trabajaban en Ponferrada dejando la obra parada y al vecindario y a los comerciantes «completamente hipotecados», como asegura el portavoz de los empresarios de la zona.

La Junta paga por esta obra a Volconsa más de un millón de euros con un plazo de ejecución de seis meses. Los vecinos reclaman que estas obras se entreguen a las empresas de la ciudad y de la comarca, ya que tanto la avenida de Valdés como la avenida de Astorga se adjudicaron a empresas de fuera de la comarca y que después han tenido que paralizar el desarrollo de las obras.

Aunque la ejecución comenzara en septiembre, la actuación no se corresponde por la paralización, ya que los operarios tan sólo han estado trabajando en la avenida de Valdés poco más de un mes y medio. El tramo que se reformará va desde la avenida de Compostilla hasta poco antes del Museo del Ferrocarril, aunque se hace por tramos. Las zonas ya levantadas son las comprendidas entre las avenidas de Compostilla y Gómez Núñez y desde Camino de Santiago hasta la entrada del colegio Valentín García Yebra, para enlazar con la zona ya reformada hasta el museo. En total, 440 metros lineales.