Sin construcción ni obra pública, el negocio del cemento seguirá cayendo
Si bien es cierto que la fábrica de cementos de Toral de los Vados condiciona el tiempo final de paralización a la evolución del mercado, las cosas no pintan bien. Y es que sin construcción y sin inversiones en obra pública —como grandes autovías—, va a ser muy complicado que el 2012 sea un año de buenas noticias. De hecho, la patronal no desestima retroceder a valores propios de la década de los años 70, después de que en el primer cuatrimestre del presente año la caída superase ya el 62 por ciento a nivel nacional, habiendo regresado a cifras propias de principios de los 90.
Según las últimas cifras conocidas, el consumo seguirá a la baja y caerá en torno a un diez por ciento más de lo que ya ha caído. Quiere esto decir que parece prácticamente inviable que las previsiones de Cosmos no se cumplan a rajatabla o, incluso, se amplíe el tiempo de parada si la situación y la falta de producción así lo exige.
Años dorados. Fue el año 1997 un año clave en la recuperación de la industria cementera, tocada desde principios de los 90. La construcción de grandes obras públicas, como las autovías León-Burgos y la del Noroeste permitió remontar la producción e iniciar una época de esplendor que de nuevo ha sido apagada.