Las dos lenguas del Mendaña
El instituto pionero del bilingüismo en el Bierzo llevará a 75 alumnos a Irlanda.
Han cumplido los 12 años. Y tienen en la cabeza aprender inglés para estudiar y trabajar fuera de España. Sus nombres; Patricia, Lorena —«¿míster Facebook, pónme en el periódico!», decía ayer en los pasillos— Catalina, Lucía, Adrián. Son sólo cinco de los 150 alumnos de entre 12 y 16 años que forman parte del programa bilingüe del Instituto Álvaro de Mendaña, pionero en el Bierzo y el único centro de secundaria de Ponferrada que imparte enseñanza en inglés y castellano. En abril, 75 de ellos viajaran por primera vez al extranjero, a la localidad irlandesa de Bray, al sur de Dublín, para desenvolverse durante una semana únicamente en inglés.
La aventura comenzó hace cuatro años, cuentan los profesores Vicente Pérez, jefe de estudios, y Juanjo Raimóndez, cuando la Dirección Provincial de Educación ofreció a los institutos de la provincia la posibilidad de impartir enseñanzas en los dos idiomas. «El claustro aceptó el envite y entonces fuimos los únicos en hacerlo», aseguraba ayer Raimóndez. Hoy su ejemplo está calando en otros centros de Primaria como La Asunción, Espíritu Santo y los alumnos más jóvenes de San Ignacio, y fuera de Ponferrada, en Carracedelo, en Toreno o en Bembibre, donde el Álvaro Yáñez también ofrece enseñanza bilingüe a alumnos de la ESO, entre otros centros de la provincia.
Una decena de profesores de Historia, Música, Educación Física y Plástica, con el apoyo de dos auxiliares de conversación —este año la finlandesa Tiina Koka y el canadiense David Tammadge— se encargan de impartir sus clases en inglés. Algunos de los estudiantes reconocen que, al menos durante las primeras semanas, les cuesta seguir todos los contenidos. Pero pronto mejora, reconoce Koka, que durante cinco años cursó estudios hispánicos en Escocia. «Ahora tienen un nivel muy alto», afirma.
Contenidos. Los inicios fueron duros. El claustro se tuvo que remangar para elaborar sus propios contenidos «y sin referencias anteriores», cuentan Pérez y Raimóndez. Pero la apuesta, insisten, merece la pena. Las cifras les avalan; un ratio de 22 alumnos por clase, el respaldo de unos padres que han elegido el bilingüismo expresamente y que «en todo momento están detrás de sus hijos». Pérez, que sabe de otros centros que próximamente se sumarán al programa, no deja de hacer un llamamiento a los padres para que aprovechen la experiencia pionera del Álvaro de Mendaña, que por algo lleva el nombre de un navegante y explorador que en el siglo XVI pisó algunas islas del Pacífico por primera vez.