Diario de León

Habrá que volver a empezar

Frimols y El Abuelo Manuel confían en producciones cortas, artesanas y de . calidad.

El Abuelo Manuel resiste entre las pequeñas empresas familiares que se han ido a pique.

El Abuelo Manuel resiste entre las pequeñas empresas familiares que se han ido a pique.

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«Imitarlos es fácil. Igualarlos, imposible». Bajo ese popular eslogan publicitario los embutidos de Frimols de Molinaseca hicieron fortuna durante años. Ahora, el lema de la compañía tendrá más resonancias cinematográficas. Tal vez «Volver a empezar». Lo admite el propio gerente de la empresa, César Arias, que sigue confiando en remontar el vuelo a partir de la reducida plantilla de trabajadores que mantendrá y que se centrará en la elaboración de calidad de chorizos y botillos. Las líneas de producción de jamones, cecinas, productos salados y cocidos, forman parte ya del pasado. El propósito es sostener la actividad capeando la caída del consumo y las complicaciones del mercado financiero para cualquier industria que hoy día pretenda evitar el naufragio.

Frimols ha presentado un preconcurso para evitar llegar a un punto sin retorno con una deuda más que considerable con los bancos. Otrora el simple valor de los 20.000 metros urbanos que ocupan sus instalaciones en Molinaseca, al lado de Ponferrada, podrían resultar un aval más que suficiente. Hoy no. Lo mismo ocurriría con la extensión de la granja de Campo, que tuvo que cerrar ante la imposibilidad de afrontar obras de adecuación medioambiental.

El gerente de El Abuelo Manuel, la otra pequeña cárnica familiar que resiste el tirón, Martín Ribosa, cree que la receta para sociedades que no pueden competir en los mercados internacionales es la «producción limitada, artesana y de mucha calidad». El Abuelo emplea a siete personas, incluidas Martín y su esposa. «Es un momento difícil, pero esto tendrá que volver a su lugar en unos años», comenta esperanzado pese a los impagados y los márgenes ínfimos que dejan las ventas. Sobre cómo se desmorona la histórica industria chacinera de Molina, Martín Ribosa, considera que es una pena. Pero en clave optimista entiende también que será difícil que la imagen que la localidad berciana se ha forjado como patria del embutido de alta calidad se vaya al traste de manera paralela. «Creo que lo importante es mantener la referencia, que se siga hablando de los chorizos de Molina como ejemplo de calidad, y eso lo vamos a conseguir», afirma.

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