Un mes de ferias y ‘maios’
Cacabelos y Villafranca reciben la primavera con fiestas.
La Feria de la Cruz de Mayo llenó ayer de gente Cacabelos.
Cacabelos volvió a ser, ayer, punto de encuentro de miles de bercianos que cumpliendo con la tradición acudieron a las populares Ferias de la Cruz de Mayo.
Desde primera hora de la mañana, la principal avenida de la villa del Cúa acogió a una auténtica marea humana que recorrió la calle en medio de cerca de un millar de puestos de feriantes en los que se podían adquirir todo tipo de productos desde artículos de artesanía, ropa, música o gastronomía. Desafiando la amenaza de lluvia, más de veinte mil bercianos y vecinos de comarcas limítrofes se desplazaron a Cacabelos dónde además pudieron hacer un alto para degustar pulpo a feira.
El alcalde de Cacabelos, Adolfo Canedo, destacaba, ayer, el buen ambiente festivo que se vivió en la villa aunque reconoció que se contabilizó algo menos de público que en anteriores ediciones. «Es una cosa lógica teniendo en cuenta la crisis económica que hay. Se ha notado menos gente de fuera», apostilló.
La fiesta de los ‘maios’
Villafranca también vivió durante la mañana de ayer una de sus fiestas más singulares con la celebración del rito ancestral de los maios .
Aunque el día amaneció cubierto, el tiempo finalmente respetó la celebración y una docena de niños y adultos pudieron ataviarse con las tradicionales cañaveiras para recorrer las calles de la localidad.
La Escola de Gaitas amenizó la marcha de los maios interpretando la tradicional canción que los identifica — marzo airoso, abril chuvisnoso, sanca o maio florido y hermoso, comienza la letra — y que incita a laos vecinos a asomarse a los balcones para tirar castañas, caramelos o monedas a las doncellas y cabaleiros , que no dejan de gritar a las vecinas roñosas o zampostas.
La fiesta de los maios tiene el reconocimiento de celebración de Interés Turístico Provincial y ayer se notó en la afluencia de visitantes. Alguno, incluso se animó a enramarse con las cañaveiras.