Un hermano de la víctima del crimen de Argayo espera «detenciones en breve»

Juan Carlos Gómez, hermano de Ángel Gómez Fernández —el minero de 40 años muerto en la noche del pasado domingo de un disparo por la espalda dentro de su casa, en la localidad de Argayo del Sil (Páramo del Sil)— manifestó ayer a este periódico estar convencido de que «habrá detenciones en breve, muy en breve». Sin poder señalar directamente a la persona que apretó el gatillo y mató a su hermano, sí sostiene que la Guardia Civil que está investigando cuenta con «una amplia cantidad de datos», que una vez puestos en orden y reafirmados con pruebas científicas que haya recabado en la escena del crimen, darán con el asesino.

El hermano del fallecido sostiene que en este suceso hay implicadas más de una persona, no sólo la que sorprendió a Ángel Gómez de noche en su casa, sino alguien más, «incluso más de dos personas», que podrían estar detrás encubriendo lo sucedido y creando pistas falsas.

Para Juan Carlos Gómez hay muchos detalles que no cuadran. Uno de ellos es el móvil que se barajó desde un principio. «No tiene ningún sentido y nadie se cree que la causa de la muerte de mi hermano haya sido el robo; que fueron a robar a mi hermano no se lo cree nadie; ¿Qué le iban a robar?», declara en tono interrogante, dando a entender que ése no podía ser un móvil lo suficientemente fuerte como para pegarle un tiro por la espalda.

Por eso, este hermano del fallecido se muestra convencido de que en breve se esclarecerá lo ocurrido y habrá detenciones. Considera Juan Carlos que una vez que la Guardia Civil reconstruya los pasos y las escenas de todo lo relacionado con el caso, teniendo en cuenta las horas y el movimiento de algunas personas sospechosas, se arrojará luz sobre lo sucedido y llegarán las detenciones. Entre tanto, el hermetismo judicial, con secreto del sumario vigente, y también de la investigación, presiden los movimientos de la Guardia Civil. Nada ha trascendido, aunque los agentes siguen moviéndose por el pueblo, haciendo preguntas y tomando datos que puedan hacer cuadrar todo el puzzle. La casa sigue precintada.

Como se recordará, Ángel Gómez estaba en su casa de Argayo, donde dormían sus dos hijas, de 9 y 14 años. En principio se cree que escuchó ruidos en la parte posterior de la vivienda, descendió las escaleras de la primera planta y se encontró con la persona que le disparó mortalmente en su omóplato izquierdo. Las hijas llamaron por teléfono a su madre, que se encontraba trabajando en un restaurante de Lillo, y cuando llegó al domicilio se encontró muerto a su marido.