«¡He matado a mi cuñado!»
El homicida confesó por teléfono el crimen a sus mejores amigos, que sin embargo quedaron en libertad. Investigan si Diego entró directamente con el rifle o si regresó con él tras un encontronazo con su cuñado.
Diego Álvarez tardó más de una semana en confesar a la Guardia Civil y al juez que él fue el autor del crimen de Argayo, que le costó la vida a su cuñado Ángel Gómez, de 40 años. Pero la misma noche del homicidio, el lunes 30 de abril se lo anunció a dos de sus mejores amigos. «¡He matado a mi cuñado!», reveló el joven Diego a sus compañeros, incriminándolos a través de una llamada telefónica. Por dicha razón ambos fueron detenidos el miércoles como presuntos encubridores.
Ayer, sin embargo, fueron puestos en libertad sin cargos, aunque con la obligación de presentarse en los juzgados de Ponferrada los días 1 y 15 de cada mes. Admitieron que Diego les habían informado del crimen y que no dieron parte a los investigadores del caso.
El proceso sigue bajo férreo secreto de sumario. No obstante las indagaciones de los agentes de la Policía Judicial y de la Científica del instituto armado no cesan. De un lado para tratar de certificar si el móvil del homicidio fue realmente el maltrato a la mujer y a las hijas por parte del fallecido, como adujo su cuñado o si estaba relacionado con la deterioradísima relación entre ambos, incluso por problemas derivados de las drogas. En ambos casos son argumentos que podrían emplearse como eximentes o atenuantes.
De otra parte, los investigadores tratan de esclarecer si el joven Diego Álvarez mantuvo previamente un fuerte encontronazo con la víctima en el interior de su domicilio y luego regresó con el rifle con el que terminó disparándole y provocándole la muerte. O bien si el autor confeso penetró en el piso superior en el que su cuñado convivía con su hermana y sus dos hijas y le disparó directamente. De las pesquisas para el esclarecimiento de estas dos líneas de investigación dependerá finalmente la calificación de los hechos como homicidio —como hasta ahora— o como asesinato.
Desde el punto de vista técnico, sin embargo, el equipo que se encarga del suceso ha cerrado ya las pruebas sobre las huellas de Diego en el rifle con el que efectuó el disparo, y también las de balística como se informó desde el principio. Entre tanto se siguen analizando los testimonios de las declaraciones policiales realizadas desde el primer día por los familiares más directos de Ángel Gómez y de su esposa.