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La defensa por el homicidio del Temple alega que el dominicano se asfixió con su sangre

Las partes solicitan pruebas dactilares del palo de la agresión antes del juicio con jurado popular.

ANA F. BARREDO

Publicado por
MANUEL FÉLIX | Ponferrada
Ponferrada

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El caso de la muerte del dominicano de 37 años, Inocencio Montero, tras una pelea con un grupo de colombianos y españoles en el barrio ponferradino del Temple en la madrugada del domingo 12 de febrero de este año, enfiló ayer la recta final de la fase de instrucción. El titular del Juzgado número 8 de Ponferrada llamó, como mero formulismo, a todas las partes antes de enviar el caso para ser juzgado por un magistrado de la Audiencia y con participación en el veredicto de un jurado popular.

Todas las partes tuvieron oportunidad de presentar sus conclusiones y entre ellas destaca una de la defensa de uno de los siete imputados, que se entregó por su propia voluntad en un juzgado de Madrid. Jacobo Teijelo, abogado madrileño de Carlos Ossorno, manifestó ayer en el pasillo de los tribunales bercianos que Inocencio Montero no murió del golpe con un palo que recibió en la nariz, sino que fue producido en última instancia antes de expirar como consecuencia de la asfixia que le produjo aspirar la sangre que le causó tal golpe y lesión.

«Anoxia»

En este sentido, la línea de la defensa estima que todo esto está reflejado en la autopsia practicada al cuerpo del desafortunado Montero, quien, según relevó ayer el mismo letrado, fue la siguiente: «La causa inmediata de la muerte ha sido anoxia. La causa intermedia conmoción-aspiración de sangre». Preguntado el letrado por el periodista sobre el golpe que recibió el ahora fallecido dijo que ciertamente lo había recibido, pero que «el golpe no fue la causa primera de la muerte».

Es decir, la línea de la defensa parece encaminarse a solicitar un homicidio involuntario, por entender que los que participaron directamente en la pelea y los más implicados no querían causarle la muerte, y fue la sangre tras el derrame que tuvo tras recibir el palo lo que le ocasionó la asfixia. El abogado de Ossorno llegó a decir ayer que su muerte había sido un cúmulo de «mala suerte».

La defensa de los imputados vino a concluir que todos eran inocentes de la muerte. De hecho el propio letrado del último imputado que se entregó a la Justicia dijo que no entendía cómo lo mantienen en la cárcel de Mansilla. Durante la vista para terminar la instrucción, desde la defensa se solicitó prueba pericial sobre la existencia de huellas dactilares en el arma homicida (el palo tutor de un árbol de la calle, arrancado por uno los que golpearon a Inocencio.

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