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La torre de La Rosaleda recupera a sus vecinos pero con servicios a medio gas

Los pisos tienen agua y funciona un ascensor, pero no hay luz en las zonas comunes.

Uno de los ascensores funciona, pero en el hall y en las escaleras sigue sin haber luz.

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m. j. alonso | ponferrada
Ponferrada

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Solventando el problema con Industria sobre la titularidad y la gestión del centro de transformación que alimenta de energía a todo el edificio —hasta ahora pertenecía a la promotora Hogalia, deudora de 70.000 euros a la compañía eléctrica—, los vecinos de la torre de La Rosaleda hace días que regresaron a sus viviendas aunque los servicios funcionan todavía a medio gas. Y es que se hace muy difícil para los 32 propietarios afrontar el pago de la comunidad de un inmueble inmenso totalmente mecanizado que tiene más de un centenar de pisos. «Estamos bajo mínimos. Ahora tenemos que mantener nosotros el edificio y la comunidad nos está asfixiando», explicó la portavoz vecinal, Lucía Delgado.

Los inquilinos de las viviendas que durante semanas han permanecido vacías ya tienen agua en sus casas y pueden acceder a ellas a través del único ascensor que ha recuperado la actividad —hasta ahora sólo el de urgencias funcionaba y con fallos—. Y es que costear el mantenimiento de los otros tres elevadores no se contempla de momento. Pero pese a estos avances, en el portal y las escaleras sigue dominando la oscuridad y siendo necesario el uso de linternas.

«Como Hogalia no paga, nos toca adelantar el dinero», afirmó Lucía Delgado, recordando que las cuentas de la comunidad de vecinos estaban saneadas hasta que «todo se desmoronó con el tema del gas, que es general». Asegura que la promotora se dedicó a alquilar los pisos que permanecen vacíos con los gastos de la comunidad incluidos y luego no la pagaba. Por ello han llegado a la situación actual, que aunque mejorada, sigue siendo desesperante.

Los pisos en venta

La solución al problema pasa ahora porque el banco ejecute las hipotecas y los pisos sean aptos para la venta. Con más vecinos, los gastos comunes se dividen en más partes. «Nadie va a comprar un piso hipotecado al cien por cien y embargado por más de lo que vale. Quién va a comprar una deuda», explicó Delgado, asegurando que en manos de la entidad bancaria está ahora dar salida cuanto antes a las viviendas para que la gente interesada en adquirir una —que la hay, aseguró la presidenta de la comunidad de vecinos— pueda hacerlo con todas las garantías. «Bancaja tiene que ejecutar», confió.