Villafranca vuelve a ser Bierzo
Casi 10.000 asistentes han permitido que el Fiestizaje se consolide como uno de los mejores festivales de la zona.
Atrás quedan los sonidos de los tambores que han puesto banda sonora a la villa, la multitud de gente desfilando por el paseo del río a cualquier hora del día y de la noche, los conciertos o talleres con los que no poder aburrirse ni un instante o la dificultad de buscar un sitio en la playa fluvial para poner la toalla y pasar la tarde. Atrás quedó, un año más, el Fiestizaje.
Por noveno año consecutivo se clausura con éxito este festival, que ha ido creciendo desde aquella primera edición celebrada en el 2004, en el que se mezclan distintos ritmos musicales como el reagge, la electrónica o la batucada. Quizá sea esta variedad musical la que hace que se haya consolidado como el mejor festival de música étnica de España y la causa de que cada año sigan viniendo a Villafranca miles y miles de personas de todo el país y también del extranjero.
Cerca de 10.000 personas personas han acudido a las diferentes actividades, según comentó Nane, miembro de Bumtaka. «Ha venido mucha más gente que el año pasado y se ha notado. Creemos que es porque es un festival de calidad y gratuito, además que ya son nueve años celebrándose, lo que hace que sea más conocido y acuda más gente», señaló Nane. Desde la asociación creen que otro de los factores ha sido el buen tiempo de este fin de semana, que ha permitido disfrutar de los conciertos al aire libre en los dos escenarios del festival.
El Fiestizaje no sólo ofrece música. Talleres de danza y percusión africana y batucada, mercadillos puestos casi las 24 horas del día en los que se mezclaron desde el cuero hasta la plata o un gran ambiente en la playa fluvial, donde los jóvenes disfrutaron de la oferta del festival dieron forma al cartel de este año.
«La gente nos dice que se lo pasa en grande, disfrutando de los días sin ningún altercado», señaló el Concejal de Cultura de Villafranca, Luis Manuel Prieto Gaztelumendi. Tras la clausura del festival ayer, las calles de la villa volvieron a estar casi vacías, sólo transitadas por los propios villafranquinos. Después de estos tres días de mestizaje y diversión, de acampada, río y conciertos, a los fieles al festival sólo les queda esperar a que la asociación Bumtaka, la Diputación de León y el Ayuntamiento de Villafranca vuelvan a colaborar entre ellos para organizar el año que viene la que será la décima edición. Desde la asociación ya trabajan en el proyecto para que la celebración de los diez años del Fiestizaje sea algo memorable. Mientras tanto, Villafranca vuelve a ser sólo un pueblo berciano, sin ritmos de todo el mundo.