Ponferrada pone a Valdés en su sitio
El bronce dedicado por el Ayuntamiento al que fuera el mayor mecenas de Ponferrada, Miguel Fustegueras, luce ya en la remodelada avenida de Valdés.
Momento en el que el bronce de Valdés es izado por una grúa sobre su pedestal.
«¿Quién era este hombre?», pregunta ignorante un transeúnte a las puertas del Edificio Minero mientras contempla como la pluma de una grúa deposita sobre un bloque de hormigón el bronce de un escribiente con un finísimo bigote y peinado con la raya al medio, concentrado sobre un folio ingrávido y con un elegante bombín a su vera.
«Valdés... Fustegueras», repone otro lacónicamente. Pero su interlocutor dibuja un signo de interrogación con la órbita de sus ojos. Fustegueras es Miguel Fustegueras Valdés, el último vestigio de una gran fortuna acuñada durante cinco generaciones, que acabó donando a Ponferrada la mayor parte, sino la totalidad, de su patrimonio. Un ingente patrimonio, fruto original de la adquisición de tierras durante el proceso de desamortización de Mendizábal. Según algunos estudiosos locales, cuando falleció Miguel Fustegueras Álvarez Valdés (1961) el valor de su fortuna —la popular herencia Valdés— se podría cifrar en torno a los 500 millones de las pesetas de los años sesenta del siglo pasado. Muchas de sus fincas son hoy las sedes de distintos centros públicos y sociales en la capital del Bierzo.
Para gestionar su portentoso legado, después de no pocos enredos legales, se constituyó la Fundación Fustegueras en la que toman parte representantes municipales y de la iglesia. Don Miguel y su familia, la familia Valdés, letrados, políticos y burgueses, rentistas finalmente, ya tenían inscrito su apellido en la historia de la ciudad con la concesión de una céntrica avenida, la de Valdés, tristemente conocida durante el último año por las inacabables obras de remodelación que se prolongaron durante meses por los problemas de solvencia de la constructora adjudicataria.
Monumento didáctico
La renovada avenida de Valdés se reabrió al tráfico hace poco menos de un mes. Entonces el alcalde de Ponferrada, Carlos López Riesco, prometió que el broche de oro a la intervención sería la colocación de una estatua modesta en honor a don Miguel de Fustegueras.
La obra será modesta en lo económico. En lo estético, su colocación durante toda la mañana de ayer en la esquina frente al colegio Valentín García Yebra —antiguo MSP— despertó unas críticas ciudadanas bastante elogiosas.
La escultura resulta además una curiosidad didáctica. Porque mientras el asentamiento de la figura monumental proseguía bajo la atenta mirada de su autor, el escultor Lasanta, y durante algunos instantes de la de edil de Urbanismo, Juan Elicio Fierro, la gente se arremolinaba en torno a ella con la misma pregunta siempre en los labios: «¿Y quién era este hombre?».
En el doble folio gris que flota en el aire bajo su pluma se pueden encontrar algunas ligeras pistas sobre la identidad del acaudalado filántropo y benefactor.