Los mineros se plantean abandonar la huelga hasta que se pronuncie el juez
Los seis miembros del comité de huelga de la Gran Corta de Fabero, representantes de las federaciones sindicales y directivos de Uminsa se reunieron ayer en León en el enésimo intento por alcanzar un acuerdo o, al menos, abrir una vía de diálogo. Algo que volvió a enquistarse ante la negativa de la empresa de no dar marcha atrás con los despidos realizados si los trabajadores de los cielos abiertos La Inglesa y Jarrinas no desconvocan la huelga y aceptan el sistema de turnos, y no retiran asimismo la demanda de conflicto colectivo presentada ante la Audiencia Nacional. A lo primero los mineros parecen estar dispuestos, pero lo segundo resulta innegociable.
«Salimos de la reunión igual que entramos, las directrices de la empresa siguen siendo las mismas», expresó el portavoz del comité de huelga, Darío Porto, adelantando que el lunes plantearán a los trabajadores en una asamblea la posibilidad de desconvocar la huelga y aceptar el sistema de turnos de seis días de trabajo por tres de descanso, pero exclusivamente hasta que el juez que se encarga de la demanda colectiva dicte sentencia. «Aceptaríamos el seis tres a expensas de lo que diga el juez el día 18 de diciembre», aclaró Porto.
Y es que después de tantos meses sin cobrar, esperar dos mensualidades más a una resolución judicial es ya insostenible para muchos trabajadores. De ahí que algunos se planteen regresar al tajo aceptando temporalmente las condiciones de Uminsa. Eso sí, la renuncia a retirar la demanda presentada ante la Audiencia supone la negativa de la empresa a retirar los despidos ya ejecutados de los trabajadores que integraban los dos comités de huelga anteriores al actual.
«En la próxima asamblea vamos a plantear a los trabajadores todas las opciones. Podemos seguir en huelga o entrar a trabajar a la espera de lo que dicte la Audiencia, pero eso lo tendrán que decidir ellos por mayoría», explicó el portavoz del comité, reconociendo que aguantar otros dos meses es complicado. «Es mucho tiempo el que llevamos así y aunque algunos trabajadores están dispuestos y en condiciones de aguantar, para otros resulta imposible», afirmó.