Butacas a 1.100 euros
El proyecto del Museo preveía gastar 550.000 euros en asientos, un . hall como el del Prado y una fachada de tubos de 600.000 euros.
Faraónico. Sólo así se puede calificar el proyecto del Museo de la Ciudad de la Energía de Ponferrada, cuyas obras a día de hoy están paradas desde el pasado mes de febrero y que se adjudicó a Dragados/FCC en 33 millones, más dos para la cogeneración —ahorro energético— y 600.000 euros para la fachada. La suma de estas cantidades deja el proyecto final para el Museo, que debería estar finalizado el próximo mes de noviembre, en 35,6 millones de euros.
Los 600.000 euros de la fachada es el primero de los despropósitos y despilfarros, en un proyecto que se licitó en 33,4 millones de euros. El elevado coste del exterior que se había diseñado estaba motivado porque la estructura de la misma llevaría 304 tubos, cada uno de ellos con un motor. ¿La razón? Los arquitectos que la pensaron querían hacer el efecto del viento, de tal forma que cada motor serviría para mover un tubo, que eso sí no llevarían un ritmo acompasado, para que pareciera como el movimiento de las ramas de los árboles, al ser mecidas por el aire.
Butacas de ‘lujo’
Pero éste no es el único gasto sin mesura ni control, que la anterior dirección de la Ciudad de la Energía de José Ángel Azuara estaba dispuesta a pagar. Sin duda, de todos el más llamativo es el de las 500 butacas de ‘lujo’ que el proyecto del Museo de la Ciuden incluía para el gran auditorio.
De ‘lujo’, porque por ellas se iba a pagar la nada despreciable cifra de 1.100 euros, lo que supondría que sólo la platea del auditorio tendría un coste de 550.000 euros.
A todos esto hay que añadir que se había diseñado un hall de entrada de 800 metros cuadrados que, para hacerse una idea, sería igual de grande que el del Museo del Prado.
Cafetería panorámica
Los despropósitos del diseño de la obra, que autorizó Azuara no acaban aquí. En la séptima planta del recinto museístico estaba previsto incluir una cafetería panorámica, a la que, además, sólo se podría acceder desde el interior.
Es decir su rentabilidad sería la que le dieran los visitantes del museo, porque desde fuera no tenía acceso. A esto hay que añadir que estaba prevista la construcción de un gran cine en tres dimensiones y hasta un hotel.
La última demostración de que no se reparó en gastos es que en el proyecto, aprobado por el ya ex director general de la Ciudad de la Energía, estaba previsto todo un entramado de escaleras mecánicas, que recorrían las siete plantas.