El calendario de riegos de la comunidad retrasaría la obra y dañaría su financiación
La última palabra sobre la firma del convenio para modernizar el Canal Bajo deberían tenerla en una asamblea extraordinaria los 6.600 integrantes de la comunidad más allá de los reiterados vetos de su junta de gobierno y de su presidente, Lorenzo García. Por eso desde Acuanorte, la sociedad que preside Mercedes Pérez Espinosa, se enfatiza públicamente la contrariedad que anida en algunos pretextos de los responsables del Canal Bajo.
La junta de gobierno esgrime ahora después de seis años de constante oposición que si se contratan las obras de modernización, éstas sólo podrían acometerse cada año entre el 15 de marzo y el 31 de octubre para evitar que afecten a la campaña de riego. Esto no hubiera resultado un obstáculo para el proyecto si como ha ocurrido con el Canal Alto ya estuviera en marcha.
La realidad, sin embargo, es que el mantenimiento de esa programación de las campañas de riego durante la ejecución de las obras determinaría que sólo se pueda ejecutar la modernización durante cuatro meses y medio al año. Eso conllevaría una nueva previsión de plazos de ejecución, y en este sentido la fecha de finalización de las mismas tendría lugar en el mes de diciembre de 2016. O lo que es lo mismo, un año después de la fecha límite de «subvencionalidad» de las inversiones financiadas por el Feder. Esta nueva exigencia del equipo que encabeza Lorenzo García, referida a la duración de las campañas de riego, supondría definitivamente que el plazo de ejecución de las obras superara el año 2015. Y por consiguiente, según pusieron de relieve fuente de Acuanorte, los importes no subvencionables de la inversión deberían ser asumidos directamente por los beneficiarios —comunidad de regantes— y también por los ayuntamientos respecto a las obras de integración urbanística de la conducción.