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Hiere de un disparo a su ex novia, mata de un tiro a su acompañante y se suicida

El presunto agresor asaltó a las dos víctimas dentro en un coche junto a un karaoke de Cuatrovientos. Viajó desde Ponferrada hasta un descampado de Espinoso de Compludo y se pegó un tiro en la cabeza.

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M. FÉLIX / M. J. ALONSO | PONFERRADA
Ponferrada

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Ponferrada se despertó ayer sobresaltada y conmocionada por la aparición de dos varones muertos y una mujer herida de extrema gravedad por los disparos de una pistola. Un hombre descerrajó dos tiros a su ex compañera sentimental y también a la persona que le acompañaba en ese momento en un aparcamiento de Cuatrovientos. Luego, tras subirse a su coche y viajar hasta un descampado de la carretera que conduce a Espinoso de Compludo, se suicidó con la misma arma.

La tragedia se desarrolló desde madrugada cuando, Luis Antonio González Hierro, colombiano de 54 años, que tenía una orden de alejamiento, localizó a su ex compañera sentimental, Rosa M.B.V., natural de Bembibre y de 31 años de edad, en compañía de otro hombre, Juan Padilla Rojo, de origen vasco y de 31 años.

El súbdito sudamericano los vio dentro de un coche en el estacionamiento que hay junto a un conocido karaoke, situado en la confluencia de la avenida de Galicia con la carretera del Canal Bajo, en el barrio de Cuatrovientos. Se acercó al Peugeot 207 de color negro que la mujer había comprado en Bembibre y disparó su pistola, atravesando un primer proyectil la ventanilla delantera derecha del Peugeot. Según los datos a los que ha tenido acceso este periódico hubo tres disparos en esta escena del crimen. Una de las balas fue a impactar en la cara de la mujer, quedándole incrustada en su interior, al parecer en la mandíbula. El otro proyectil hirió mortalmente a su acompañante, Juan Padilla, que según personas que le conocían y que le veían jugar la partida en un bar de Fuentesnuevas donde residía, hacía poco tiempo que salía con Rosa. La tercera bala apareció en el coche.

Siguiendo la primera reconstrucción elaborada por los responsables de la investigación, después de esta brutal agresión, y creyendo que los dos estaban muertos, Luis Antonio González Hierro se subió a su coche, un Ranault Laguna de color rojo y con matrícula de Madrid. Se dirigió por Ponferrada a la carretera del Morredero. Subió hasta el cruce situado en la carretera que va de Salas de los Barrios a San Cristóbal de Valdueza y torció a la izquierda en dirección al pueblo de Espinoso de Compludo.

No llegó a esta pequeña localidad, porque detuvo su vehículo en un descampado situado a unos dos kilómetros del pueblo. Allí, según las sospechas de la Policía, se descerrajó un tiro en la frente, con salida por la parte trasera del cráneo. El proyectil incluso llegó a romper la luna trasera del vehículo.

La primera alerta

A las 9.18 horas de ayer, un cazador que pasaba junto a una vieja escombrera y el descampado situado junto a la carretera de Espinoso se percata de la existencia de una persona muerta dentro del Renault Laguna y es el primero que llama por teléfono a la Policía Nacional para contarle lo que acaba de ver.

Unos minutos más tarde, otra persona llama desde el barrio ponferradino de Cuatrovientos al teléfono de emergencias del 112 —la llamada está registrada a las 9.39 horas— alertando de la existencia del Peugeot 207, con la mujer herida y el hombre ya muerto dentro del vehículo.

En este caso, el coche tenía el frontal situado frente a la fachada que en este punto del cruce del Canal tiene Almacenes Los Rojones y también Chapa y Pintura Talleres Sil. Las personas que a esa hora de la mañana abrían el establecimiento fueron los que primero se dieron cuenta de la tragedia en esta primera escena del crimen.

Según las personas consultadas por este diario en la zona, en un primer momento no le dieron importancia a que hubiera dos personas dentro del Peugeot, puesto que hay muchos fines de semana en los que amanecen ahí los coches de gente que ha estado de fiesta por la noche. De hecho, vecinos del edificio de donde está situado el karaoke cercano indicaron que sí que era verdad que escucharon algún ruido durante la noche, pero no le dieron mayor importancia y lo confundieron erróneamente con algún altercado en la calle entre personas que había estado de copas.

Alertados por lo sucedido, la Policía Nacional y Municipal, junto con los responsables del juzgado y del servicio forense, recogieron todas las pistas que pudieron, tanto en Cuatrovientos como en la carretera de Espinoso. Hay secreto del sumario, pero según las fuentes consultadas que se encargan de la investigación, el caso se da casi por resuelto. Se inscribe dentro de un nuevo capítulo de violencia machista.

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