Cocaína en el coche de Espinoso

Un paquete de tabaco, ropa, unas gafas y documentación fueron parte del material que se llevaron en bolsas los agentes de la policía científica tras la inspección inicial del vehículo llevada a cabo entorno a las 13.10 horas, poco más de veinte minutos después de que varios funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía sacasen el cadáver de Antonio González Hierro del Renault Laguna rojo custodiados por la juez y el forense. Lo que no pudieron embolsar los agentes fue la cocaína que estaba esparcida por la tapicería del vehículo. Pese a que en un primer momento parecían intentarlo, el aire que se levantó les obligó a deternerse por temor a que la droga se esparciera.

El autor del crimen podría haber consumido cocaína, al menos antes de pegarse el tiro a sí mismo en la frente. Eso explica que la droga salpicara el interior de un coche, que a simple vista no parecía albergar un cadáver muerto de una forma tan violenta. Lo único que rompía la normalidad externa era el cristal roto de la ventanilla trasera por el que salió la bala que acabó con la vida de Antonio El coche estaba perfectamente aparcado, mirando hacia la carretera que sube a Espinoso de Compludo, en uno de los márgenes del descampado.