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San Andrés recupera su esplendor

Siete años y 18.000 euros después, el retablo mayor volvió ayer a su altar.

Antolín de Cela bendijo ayer el retablo rehabilitado.

Publicado por
m. j. alonso | ponferrada
Ponferrada

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Durante los últimos cinco meses ha estado sometido a un intenso trabajo de rehabilitación que se ha llevado un presupuesto superior a los 18.000 euros, pero el retablo mayor de la iglesia de San Andrés de Ponferrada —situada frente al Castillo de Los Templarios— ha vuelto ya al lugar del que fue apartado en el año 2006 con motivo de la celebración de las Edades del Hombre. Junto con la Basílica de La Encina, este templo de los siglos XVII y XVIII fue sede de dicha exposición. Ayer, el rector de La Encina, Antolín de Cela, bendijo su estructura delante de los fieles y en presencia también de quien ha sido su restauradora, Sofía Anta.

Ella ha dedicado cada día desde el pasado mes de julio a recuperar cada centímetro del retablo del siglo XVII que corona el altar mayor de San Andrés. El estado de conservación del conjunto era bastante irregular, pues la estructura dorada carecía de color en algunos puntos, varias imágenes policromadas presentaban daños y, en general, las piezas estaban cubiertas de polvo, gotas de cera de las velas (especialmente la imagen de Santa Lucía, muestra de la gran devoción), restos de barnices y repintes. Además, había sido pasto del carcoma y presentaba problemas estructurales derivados de diversas modificaciones y por efecto de las goteras. Si esto fuera poco, se habían perdido molduras y piezas pequeñas que ahora han sido recuperadas.

El resultado es magnífico —según consideró De Cela—. Se ha reforzado la estructura y se ha devuelto la unidad estética al conjunto que sostiene las imágenes de Cristo cruzificado, San Blas, San Andrés, Santo Tirso, Santa Lucía, el Sagrado Corazón de Jesús y San Genadio. Además, la restauradora ha tratado también el relieve de la Conversión de San Pablo, colocado en el muro del presbiterio de esta iglesia —data del año 1817—. Su aspecto actual, después de la cura, lo acerca más al mármol que al propio yeso del que está hecho.