Diario de León

Compostilla II ante su reválida

Endesa dispone hasta el octubre de 2015 para decidir si acomete inversiones por 150 millones para dotar a los grupos de desnitrificadores que limiten las emisiones.

La central térmica de Compostilla debería instalar desnitrificadores para continuar activa más alla de 2020.

La central térmica de Compostilla debería instalar desnitrificadores para continuar activa más alla de 2020.

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j. c. f. | Ponferrada
Ponferrada

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Ganar tiempo al tiempo para que pase esta época de incertidumbre. Esta máxima que tiene grabada a fuego la mayoría de las pequeñas y medianas empresas en estos tiempos de crisis, no es diferente para un gigante del sector energético como es Endesa, y dentro de ésta para el cordón umbilical que la mantiene unida a la comarca que la vio nacer, la central térmica de Compostilla II.

Y es que el panorama incierto que sobrevuela al mundo de la empresa es especialmente convulso en el del sector eléctrico. Subastas de tarifa o precios del mercado mayorista, o las normativas sobre emisiones, entre otros factores, han provocado un escenario de la confusión en la que realizar una inversión se ha convertido en una cuestión de fe. «Sobre la Directiva de Emisiones Industriales, en el caso concreto del uso del carbón se han sucedido a lo largo de los últimos dos años diversas normas que configuran un marco confuso, cuando no directamente contradictorio, respecto del consumo de combustible en las centrales térmicas», precisan fuentes oficiales de Endesa mientras reclaman «una mayor clarificación del contexto regulatorio que afecta al uso del carbón».

Una claridad necesaria para despejar el futuro de la central térmica de Compostilla II.

Y es que la directiva europea sobre emisiones industriales reduce drásticamente lo que podrá salir por las chimeneas de las centrales térmicas a partir de 2020. Así en valores como el azufre, las partículas u óxido de nitrógeno se deberán reducir entre el 50 y 60% a partir de la próxima década. Una imposición que obligaría a realizar inversiones en la térmica que Endesa tiene instalada en Cubillos del Sil por encima de los 150 millones de euros. Fundamentalmente estas inversiones se concretarían en la instalación de plantas desnitrificadoras, a lo que habría que sumar las actualizaciones sobre elementos como las calderas o las plantas desulfuradoras para alargar su vida útil.

«Esta inversión se vendría a sumar a los 650 millones que en 2008 Endesa ya realizó para adaptar las instalaciones, una inversión que todavía no se ha amortizado». A todo esto hay que sumar el negro presente e incierto futuro que sobrevuela al sector del carbón que se extrae de estas cuencas.

Ante este panorama de incertidumbre desde la dirección de la eléctrica se ha optado por incluir a la central entre las que se acogen a la vía denominada de las 17.500 horas de producción —que abocaría al cierre en 2023— con la posibilidad de renunciar a esta vía antes de octubre del próximo año. «Es una decisión prudente que no compromete el futuro de la central y que, en ningún caso supone decisión alguna sobre el cierre», apuntan.

Para que la dirección de Endesa apueste por realizar esa inversión en los tres grupos que permanecerán activos al cerrarse el presente ejercicio, se hace imprescindible cambios en «las medidas reguladores, que en el caso de Endesa han supuesto un impacto superior en los últimos años a los 1.700 millones de euros, la regulación del mercado mayorista, donde se defina cómo van a entrar este tipo de centrales y un reconocimiento de la inversión que se realizaría». Pese a ello, desde Endesa se aseguran que «la compañía es la primera interesada en garantizar el futuro y la continuidad de unas centrales que son rentables y con inversiones realizadas que en algunos casos todavía no han sido amortizadas».

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