Catisa desafía al TSJ con una nueva voladura en la cantera de Las Médulas
El Juzgado de lo Contencioso negó ayer haber autorizado cualquier detonación.
El reloj marcaba ayer las 13.46 horas. En ese preciso momento un sonoro estruendo recorrió Carucedo y fue fácilmente perceptible desde el mirador de Orellán, ya en el municipio de Borrenes. El ruido bronco que se escuchó era una voladura de explosivos en el corazón de la cantera que Catisa tiene en el entorno de Las Médulas, en el paraje Peña del Rego. Tras la deflagración, una nube de polvo brotó sobre el terreno y la intensa lluvia, fuerte viento y también algo de niebla la disipó en apenas unos minutos. Todo a tres grados de temperatura.
La detonación se llevó a efecto pese a las precedentes órdenes judiciales y municipales de paralización de la explotación. Aunque eso sí, para esta ocasión los responsables de la cantera de áridos —ahora en manos del administrador concursal, pero antes el buque insignia del grupo empresarial Martínez Núñez— adujeron que era necesario utilizar la dinamita para labores de «aseguramiento» del yacimiento.
La orden de paralización de la cantera procedía del Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 2 de León, a instancias de la Fiscalía de Área de Ponferrada, y ratificada por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, «en tanto no se cuente con la licencia ambiental y urbanística». También el propio alcalde de Carucedo se vio obligado por orden del TSJ del pasado 25 de octubre a revocar su propia autorización municipal y ordenar el cese de la actividad.
Sin embargo, este periódico se puso ayer en contacto con los responsables del citado juzgado leonés y confirmaron que ellos no concedieron permiso alguno para poder realizar la explosión ejecutada a última hora de la mañana.
La actividad en la planta de áridos de Peña del Rego fue prácticamente nula. De media mañana en adelante no cargó ningún camión y no fue visible movimiento de vehículos y actividad en la cantera de áridos hasta pasados unos minutos de la una de la tarde. A esa hora un camión, dos furgonetas y un todoterreno blanco fueron utilizados para ultimar los detalles de la detonación.
Se da la circunstancia que la Subdelegación del Gobierno en León tenía supeditada la autorización de «uso excepcional de explosivos al resto de autorizaciones y licencias necesarias».