Cerrar

TRIBUNALES

El fiscal y las defensas dejan entrever la reducción de las penas

El juicio por la muerte de un dominicano en El Temple apura sus últimos coletazos

Dos de los acusados, entrando a la sala de vistas en la sesión del lunes pasado.

León

Creado:

Actualizado:

La práctica totalidad de los interrogatorios practicados en la sesión de ayer miércoles convinieron básicamente que los imputados se encontraban bajo los efectos del alcohol la noche de los hechos y en algún caso que hasta se habían consumido pastillas y drogas. De las preguntas se encargó casi en exclusiva el fiscal jefe de Ponferrada, Jacinto Fernández Villalvilla, que en un momento dado se dió cuenta de que estaba llevando el peso de la práctica incluso sobre testigos que no habían sido propuestos por su persona, algo no habitual en el desarrollo de un proceso de este tipo. Se disculpó por ello.

Así que en el ambiente de la sala de vistas principal de la Audiencia Provincial de León sobrevuela la sensación de que un pacto tácito entre el Ministerio Público y las defensas viene a resolver el litigio de tal forma que la Fiscalía se lleva la filosofía del juicio a su parcela y a cambio aceptará en las conclusiones definitivas proponer condenas con penas sustancialmente rebajadas sobre lo que se pedía en un principio. Eran catorce años de prisión para los seis procesados colombianos y ocho para el español, cuya participación en la pelea se había anunciado menor.

Los informes de los peritos subrayaron ayer que el cadáver de Inocencio Montero presentaba hasta 49 lesiones. Entabló una discusión en una discoteca del Temple la noche del 12 de febrero de 2012. Hirió a un colombiano y seis amigos suyos le siguieron en su huida hasta que lo alcanzaron en la calle Conde de los Gaitantes. Lo apalearon hasta la muerte.

El quid de la cuestión radica en que de las 49 heridas, solamente ocho hubieran necesitado asistencia médica y que no se sabe cuál de todas ellas fue la que le causó el fallecimiento. Porque las forenses que elaboraron la autopsia destacaron en videoconferencia desde Ponferrada que el finado murió asfixiado «por sus propios vómitos y por la sangre». Pero la vomitona «la pudo producir el stress del momento, la ingesta de bebidas...» y la hemorragia «nunca hubiera sido letal de no haber perdido el conocimiento».

Un fatalidad

¿Resumen? El plenario viene a decir en cierta medida que Montero murió por una fatalidad y que los procesados no pretendían matarlo sino simplemente cobrarse venganza. «Pero se nos escapó de las manos y cuando quisimos darnos cuenta de que estábamos pasándonos, ya era tarde», declararon en más de un caso el lunes pasado. Una prueba pericial de parte sostiene que el palazo propinado en la cara y que le fracturó la nariz y el cráneo fue la causa de la muerte... pero no hay certeza absoluta de quién empuñaba el palo en ese instante.

Jurado popular

Con todo ese cóctel, acusaciones y defensas no parecen por la labor de dejar en manos del jurado popular el peso absoluto del veredicto. Para el fiscal, porque ya sabe cómo se las han gastado otras veces los tribunales del jurado y sus resoluciones impredecibles. Para las defensas, porque siempre será mejor para los intereses de sus clientes una pena de siete años que una de catorce. Y la condena se anuncia muy probable. Pudiera ser que hoy quede resuelto el juicio.

Para ello se necesita resolver una agenda maratoniana. Una testigo, amiga de los procesados, presentará su versión de lo ocurrido a primera hora de la mañana de hoy. Fiscal y defensas modificarán sus conclusiones antes de elevarlas a definitivas y luego se procederá a la lectura de los informes finales.

Si el cuadrante de horarios lo permite con un cierto margen de maniobra, cabe la opción de que bien entrada la noche se lea el veredicto. Pero hacer vaticinios en esta causa es demasiado arriesgado...