Las forenses aseguran que la víctima falleció «por asfixia, no por heridas»
Apenas se le escaparon un par de gestos mínimos mientras las forenses relataban el parte de las heridas que presentaba el cadáver de su marido. La viuda de Inocencio Montero asistió también ayer a la sesión, como desde el primer día, y demostró una notable entereza mientras se desgranaba el parte médico. Sólo una vez cerró los ojos durante un tiempo contenido y en otra se mordió los labios.
El informe de las forenses del Instituto de Medicina Legal de Ponferrada reveló que de no haberse producido la asfixia «por la oclusión de las vías respiratorias con el vómito y la sangre» ninguna de las heridas que presentaba el cadáver de la víctima hubiera sido mortal por sí sola.
Explicaron las doctoras también que el cuerpo presentaba señales de «agarrones, contusiones, puñetazos y patadas» y que entre los agentes vulnerantes que se utilizaron figuran «tijeras o navajas, vidrio afilado o roto, un palo astillado, zapatos, puños y un bate de béisbol empleado utilizando el mango». Hubo de puntualizar el fiscal que en ningún punto de la instrucción se recoge la utilización de esto último.
«La actuación del vómito es probablemente emocional. La situación y la propia tensión pudieron llegar a ser incluso suficiente argumento para la pérdida de conocimiento. No se puede apreciar qué golpe es el más importante, aunque el que recibió en la nariz pudiera serlo, pero no hay forma de dilucidar si fue realizado con un palo o fue un pisotón».
También intervino en sala el primer facultativo que atendió en la UVI móvil a Inocencio: «Tenía la cara completamente desfigurada y había recibido muchísimos golpes. Cuando llegamos ya estaba en parada cardiorrespiratoria».