EDIFICACIÓN POLÉMICA
La apertura de una ermita Evangelista crea recelo vecinal en Columbrianos
Dueños de fincas aledañas se oponen por entender que se deprecia su propiedad.
Esta es la edificación de los evangelistas, situada a las afueras de Columbrianos, que ha despertado el malestar vecinal.
En el pueblo de Columbrianos, pedanía perteneciente al municipio de Ponferrada, existe malestar vecinal porque la comunidad de residentes de nacionalidad portuguesa está construyendo una iglesia de confesión Evangelista. Varios vecinos, propietarios de fincas situadas a la salida de la localidad, cerca de la carretera que conduce a Cortiguera (Cabañas), han transmitido a este periódico su oposición a este tipo de edificación, por entender que los muros se están levantando sin el preceptivo permiso municipal. Además, no ocultan que están en contra de este tipo de iniciativas por considerar que sus fincas bajan de precio.
El pedáneo de Columbrianos, Andrés Buelta, confirmaba ayer que, en efecto, existe malestar en el pueblo por el tema de la iglesia Evangelista. Con todo, destacaba que desde la Junta Vecinal, aún cuando sus competencias no son directas en esta problemática sí han intentado resolver el problema y mitigar en lo posible el malestar vecinal.
Se da la circunstancia que son cerca de unas cuarenta familias de portugueses que tienen otra confesión religiosa, que han obtenido también la nacionalidad española después de llevar ya muchos años viviendo en el municipio de Ponferrada. El grupo han recaudado fondos por su cuenta y alquiló una nave en Columbrianos para celebrar sus actos religiosos. Incluso han comenzado a construir muros para un nuevo templo. Pero, la edificación se ha levantado en una zona no urbana y en la pedanía se teme que se pueda crear una especie de «gueto» aislado sin orden ni concierto.
El pedáneo de Columbrianos asegura que ya se ha puesto en contacto con los técnicos del Ayuntamiento de Ponferrada y que son conocedores de la situación. Por eso, esperan que el malestar vecinal no se incremente y entre todos tratar de buscar la mejor solución, sin perjudicar las aspiraciones de los servicios religiosos de la comunidad de portugueses que viven en la zona, ni tampoco la de los vecinos que se quejan con su denuncia de presuntas ilegalidades.