La empresa utilizó 7.900 kilos de explosivo en la «voladura de seguridad»
El origen del último ‘arreón’ que Catisa ha dado a una cantera que, según informe de la Fiscalía de Ponferrada ya ocupa una superficie no autorizada superior a las seis hectáreas, está fechado el pasado 3 de marzo, cuando la empresa procedió a realizar una voladura en la explotación —sobre la que hay orden de paralización de toda actividad— aduciendo motivos de afianzamiento de taludes.
En esta voladura, la empresa utilizó 7.925 kilos de explosivo, de los que 750 kilos se emplearon como carga de fondo, mientras que 7.175 kilos se utilizaron como carga de columna.
Tras esta voladura, los molinos de Catisa volvieron a entrar en funcionamiento sólo cinco días más tarde (en la madrugada del 8 de marzo), para, a lo largo de toda la mañana de ese viernes, transportar material a las obras del AVE a la localidad gallega de A Gudiña.
La actividad continúo en días y semanas sucesivas, como ha constatado la Junta de Castilla y León en sus informes, y que han derivado en la incoación del correspondiente expediente.