NOCHE TEMPLARIA
Custodios de la cristiandad
Los herederos de la Orden del Temple desfilaron en Ponferrada con las réplicas del Arca de la Alianza y el Santo Grial, en el que fue el acto central de la Noche Templaria.
Ataviados con sus túnicas blancas y con la cruz roja clavada en el pecho e izada en lo alto, alrededor de seiscientos herederos de los caballeros integrantes de la orden militar cristiana creada en la Edad Media, la del Temple, cumplieron ayer con la tradición que cada año les lleva a confirmar el compromiso de Ponferrada con la custodia de las dos grandes reliquias de la cristiandad —o más bien dos réplicas de las mismas—, el Arca de la Alianza y el Santo Grial. Las calles del entorno del Castillo acogieron, pasadas las 23.00 horas, el acto central del programa de la Noche Templaria, el desfile por el que salen y vuelven a entrar en la fortaleza ponferradina sus símbolos más preciados.
Guiados por el gran maestre Guido de Garda, los caballeros templarios volvieron a sellar el pacto de eterna amistad con la capital del Bierzo en un desfile procesional que partió de la orilla del río, una vez que las dos reliquias abandonaron el Castillo a través de la Cueva de la Mora, y llegó a su culmen a los pies de su muralla. Allí, entre música en directo de la Banda de Música Ciudad de Ponferrada y bajo la luz de un espectáculo pirotécnico, los templarios depositaron en los sótanos secretos del Castillo el Arca de la Alianza y el Grial. Una vez más, Ponferrada se convierte en la ciudad elegida como sede perpetua de los caballeros del Templo de Salomón.
En el recorrido sagrado, los caballeros bercianos, integrados en la Asociación de Amigos de la Noche Templaria, estuvieron acompañados de los Templarios de Monzón (Huesca) y los Templarios de Tomar (Portugal), así como de un nutrido grupos de personas ataviadas con trajes de época.