De la ofrenda floral a la cruz sin Cristo
El pantano de Bárcena acogió la romería en recuerdo de los pueblos que anegó.
Los participantes en la romería arrojaron flores a las aguas del pantano por los pueblos anegados.
Ni la lluvia impidió que los romeros del pantano del Bárcena cumplieran con su tradición. Cuando pasaba media hora de las doce del mediodía, la pareja de bueyes que cada año traslada hasta las inmediaciones del embalse más grande del Bierzo las imágenes de San Roque y La Magdalena hizo acto de presencia en la campa que acoge la fiesta. Tras ellos, una nutrida comitiva de herederos de los vecinos de los viejos pueblos de Posada y Bárcena, sepultados bajo las aguas del pantano. Acudieron a la cita anual que desde hace seis años realizan para rendir homenaje a quienes descansan bajo el líquido elemento.
La tradicional ofrenda floral se completó, en esta edición, con la puesta de largo de una cruz de cuatro metros con clavos pero sin Cristo que tiene tras de sí una historia cuanto menos curiosa. El hecho de que Cristo no aparezca crucificado pero sí estén los clavos, viene a decir que éste se ha desprendido para participar en los actos en recuerdo de los antiguos vecinos. La idea de colocar la cruz en las proximidades del Bosque de los Recuerdos surgió mientras se estaban realizando los trabajos de desbroce y acondicionamiento del entorno del pantano. En uno de los destierres, los obreros encontraron un crucifijo bien conservado sepultado bajo la tierra. Decidieron recuperarlo y convertirlo en un símbolo, ahora magnificado con la presencia de la enorme cruz.
La jornada se completó con la tradicional comida y el nombramiento de los romeros mayores de este año. La comunicadora Yolanda Ordás recogió personalmente el suyo, mientras que un técnico de la Confederación Hidrográfica lo hizo por su presidente. El presidente de la Diputación, Marcos Martínez, recogió el concedido, a título póstumo, a Isabel Carrasco.