Diario de León

SOCIEDAD

Primout, un bautizo de nuevo 45 años después

El pueblo deshabitado pero rehabilitado recupera un sacramento que no celebraba desde 1969. El bautizo, este verano, de Ainara Tejón, es el primero que acoge la reconstruida iglesia de este pueblo del municipio de Páramo del Sil en las últimas cuatro décadas. Símbolo del renacer que ha experimentado tras la ocupación ilegal que vivió a principios de los 90

Bautizo en Primout

Bautizo en Primout

Publicado por
MARÍA J. ALONSO | PONFERRADA
Ponferrada

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Cuarenta y cuatro años separan el 17 de septiembre de 1969 y el 2 de junio de 2013. Más de cuatro décadas de diferencia entre dos nacimientos distintos que han marcado un antes y un después para el pueblo de Primout (Páramo del Sil). Aurora García Crespo nació en septiembre de 1969 y pocos meses después fue bautizada en la iglesia de un pueblo que escribía ya las últimas frases de su historia habitada, pues sus gentes lo abandonaron, dejándolo vacío, en los primeros años de la década de los 70. Aquella niña que hoy tiene 45 años fue, por lo tanto, la última nacida en Primout y bautizada en su iglesia, a ojos de quien todavía hoy es su patrón, San Miguel. Con ella, Primout cerró un ciclo que ha vuelto a abrir este mismo verano. Cuatro décadas y un lustro después, la iglesia reconstruida hace poco más de diez años ha vuelto a ser escenario de un bautismo, símbolo del renacer que ha experimentado este pequeño pueblo del municipio de Páramo del Sil en los últimos años.

De nuevo ha sido un niña —nieta y bisnieta de antiguos pobladores de Primout— quien ha puesto cara a la esperanza de un núcleo poblacional marcado por la ocupación ilegal que sufrió a principios de los 90. Ainara Tejón Cerezales, residente en Páramo, fue bautizada en la misma iglesia que su abuelo y su bisabuelo, quien además, a sus 86 años, es uno de los nativos de Primout aún vivos más longevo.

La bisabuela de Ainara, la octogenaria Gloria Crespo, recuerda con gran alegría el día del bautizo de su bisnieta, el día de la fiesta, el 27 de julio. Ella y su familia abandonaron Primout en 1970 y desde entonces nunca había vuelto a ser testigo de un bautismo en la iglesia. Para ella es todo un orgullo y debiera ser un ejemplo para los nietos de todas esas familias que dejaron el pueblo en busca de un futuro mejor. Gloria Crespo recuerda con pena la época de decadencia de este pequeño pueblo, hoy recuperado. Para ella, la peor parte de su historia es la vinculada a los «ocupas» que «deshicieron todas las casas por dentro», haciendo referencia a la comuna ‘hippie’ que se instaló en Primout provocando fuertes desavenencias vecinales e, incluso, la intervención de la Guardia Civil en varias ocasiones.

Una etapa que marcó un antes y un después, pues fue desde entonces cuando los antiguos vecinos de Primout y sus descendientes se decidieron a iniciar la rehabilitación del pueblo, casa por casa. También fue necesario reconstruir la iglesia. «Sólo pudieron mantenerse las paredes, el resto hubo que tirarlo y volverlo a levantar», recuerda Gloria, explicando que quienes ocuparon el pueblo en los 90 «tizaban allí adentro y la usaban para guardar los burros». Un hecho reprochable para una mujer creyente.

Para ella, el bautizo de su bisnieta marca un nuevo punto de partida. Igual que tras reconstruir la iglesia se recuperaron las misas, siendo don Benjamín el encargado de oficiarlas; el bautismo de Ainara, ya de manos del actual párroco, Jesús Villar, puede considerarse un símbolo de renacer. Aunque reconoce que aún queda mucho por hacer, porque hace 40 años, cuando Primout fue escenario del que hasta este verano había sido el último bautismo, «todas las casas estaban derechas».

Hoy día, Primout sigue vacíos, pero sus casas vuelven a tener vida, la que le dan las gentes que siguen teniendo allí su hogar.

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