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RECUPERACIÓN DEL PATRIMONIO

Los tres caminos del wolfram

Un estudio de la Fundación del Patrimonio Histórico propone incluir la Peña del Seo en la Ruta Europea del Wolframio y la creación de tres itinerarios a la mina.

Restos del poblado de la Peña del Seo construido para albergar a los mineros que trabajaban en la explotación del wolfram.

Ponferrada

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El historiador Diego Castro Franco, becado por la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, ha sido el último en alzar la voz para reclamar la recuperación del antiguo poblado del wolfram en la Peña del Seo y del yacimiento y la mina que abasteció a la industria bélica de la Alemania nazi y de los aliados que los combatían durante la Segunda Guerra Mundial. Castro acaba de concluir una minuciosa investigación sobre ‘Las rutas del wolframio en Castilla y León’ en la que propone la catalogación, el registro documental y la recuperación de todos los espacios industriales ligados al mineral usado endurecer los cañones y el blindaje de los tanques con aleaciones de acero y su promoción como rutas turísticas para contribuir al desarrollo de los lugares donde se explotaron. Y la Peña del Seo, con su poblador ruinoso en la ladera de la montaña y su mina abandonada es uno de los principales ejemplos.

Castro Franco, que ha contado con la ayuda del profesor de la Universidad de León José Javier Rodríguez como director de su investigación, concluye que al menos la Peña del Seo, sobre el pueblo de Cadafresnas, «debe incluirse en la Ruta Europea del Wolframio», un programa que estudia el Instituto Europeo de Turismo y que ya comprende minas portuguesas, gallegas, alemanas, austriacas, francesas y checas, pero ninguna de Castilla y León. Castro propone además la creación de tres itinerarios turísticos al poblado del wolfram en el Bierzo; el primero entre Villafranca y Toral de los Vados, el segundo con origen y destino en Trabadelo, y un tercero desde Ambasmestas a Villafranca. Su propuesta retomaría así el intento de promover una ruta dentro de las sendas de La Mirada Circular por parte de la Fundación Ciudad de la Energía.

Abandonada a finales de los años cincuenta, acabada la Guerra de Corea y con la rentabilidad de la extracción muy baja, la montaña del wolfram es escenario de historias, reales, de bandolerismo —como bien noveló Raúl Guerra Garrido en El año del wolfram — y de muertes por enfermedad de obreros que trabajaban en la mina sin la debida protección.

El trabajo de Diego Castro también ha analizado los restos de explotaciones en otras zonas de la comunidad autónoma como el Rebollar y la Ramajería, en Salamanca, y la comarca zamorana de Sayago, según informó ayer la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León. La Fundación ha becado a 61 investigadores de las distintas universidades de la comunidad o licenciados procedentes de otras comunidades, pero realicen cursos de especialización o doctorado en Castilla y León.

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