Diario de León

30 años de la tragedia

Las cicatrices del grisú

Una ofrenda floral ante la estatua del minero de Fabero recordará mañana a los ocho muertos en el Grupo Río de la antigua Cofasa a los 30 años de la tragedia.

Joaquín Trasancos, antiguo trabajador de Cofasa, ante las ruinas del Grupo Río.

Joaquín Trasancos, antiguo trabajador de Cofasa, ante las ruinas del Grupo Río.

Ponferrada

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Ocurrió en el planta 17, a casi mil trescientos metros de profundidad, y a la hora en que estaba a punto de entrar el primer relevo de la mañana. Una explosión de grisú en el antiguo Grupo Río de Combustibles de Fabero (Cofasa) alcanzaba el 19 de noviembre de 1984 a doce mineros que acudían a los tajos a las ocho y media de la mañana. Tres de ellos —Luciano Iglesias, Adelino Alonso y Manuel García Álvarez—morían el acto. Otros cinco, con graves quemaduras —Manuel Tejón, Ramiro Guerra, Santiago Álvarez, Tomás Abella y Emilio Álvarez—fallecían en el hospital madrileño de la Paz en las semanas siguientes.

A los treinta años de la tragedia, del Grupo Río sólo quedan las ruinas de las duchas, una boca de mina cerrada, y la memoria de quienes trabajaban en la mina en aquellos días, como el prejubilado Joaquín Trasancos, que al igual que sus compañeros de la Asociación de Miner@s de Fabero, asistirá mañana a las 19.30 horas a la misa y la ofrenda floral ante la estatuta del minero de la localidad en recuerdo de los ocho fallecidos.

«Dos días antes de la explosión, un sábado por la noche, ya tuvimos que sacar a dos barrenistas mareados. El gas ya se estaba acumulando por una avería de la turbina del aire», contaba ayer a este periódico Trasancos, después de mostrar el lugar donde hace tres décadas se encontraba el Grupo Río. Trasancos, que en 1984 tenía 24 años y trabajaba como ayudante de barrenista, se libró de la explosión, pero aquel lunes ayudó en el rescate. Ayer recordaba cómo la turbina no llegó a repararse el domingo y como la justicia condenó a dos ingenieros y a un vigilante y un capataz por su responsabilidad en el accidente. «Estuvieron un tiempo en la cárcel, pero eso a los muertos no les sirve», asegura.

La historia se repite

Cerradas las minas de la cuenca y con la actividad reducida a la Gran Corta, que todavía mantiene en funcionamiento un lavadero en la localidad, la Asociación de Miner@s para la Recuperación de la Cultura y las Tradiciones Mineras ‘Cuenca de Fabero’, que es el nombre completo del colectivo que ha convocado el homenaje de mañana, recordaba ayer en una nota que el accidente del grupo Río «marcó un antes y un después en la seguridad minera del Bierzo, León y el resto de España por la rigurosidad y frecuencia de las inspecciones de seguridad». Medidas que no pudieron evitar, sin embargo, que en octubre del pasado año una nueva explosión de grisú se llevará la vida de otros seis mineros en el pozo Emilio de Santa Lucía de Gordón, un accidente que parecía propio de otros tiempos. «Te quedas bastante fastidiado cuando te enteras», decía ayer Joaquín Trasancos. No en vano, la ofrenda floral de mañana recordará, resalta el prejubilado, «a todos los mineros fallecidos».

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