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PREPARAR LA DESPENSA

San Martiño vuelve con el frío

Las matanzas domiciliarias se estabilizan en torno a las 2.100 por campaña, una cifra a la que en la década de los 90 se aproximaba el área de salud de Ponferrada por sí sola

El pelado del ‘gocho’ con soplete, una de las técnicas empleadas en el Bierzo central

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J. C. F. | PONFERRADA
Ponferrada

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Junto con la matanza de cerdos para consumo propio, es una práctica generalizada la crianza de, al menos, ‘un marrano’ para su venta. En estos casos, es práctica habitual que la comercialización de la carne se realice mediante arrobas. El precio que se ha estado pagando de media en las últimas campañas por la arroba —el equivalente a 11,4 kilos— de carne ronda los 47 euros. Si bien, hay que establecer una diferencia entre los cerdos criados por un particular de los comprados en un criadero —generalmente en la provincia lucense— para su sacrificio posterior en un matadero. En este último caso el precio suele disminuir unos 11 euros la arroba.

Según los datos que maneja el servicio de Sanidad de la Junta en la provincia de León, a través de los análisis efectuados para garantizar el consumo de la carne, en la última campaña, en las distintas cacerías practicadas en el territorio comarcal se abatieron un total de 841 jabalíes, 69 ciervos y ocho gamos. El mayor número de jabalíes se cazó en el entorno de Bembibre con 367 animales.

En las últimas campañas no se ha detectado ningún caso de triquinosis en las muestras analizadas por los servicios de la Junta.

Si en algún momento la ‘arroba’ se escapa del teclado para recuperar su sentido original como unidad de medida de masa, ese tiempo, en la comarca del Bierzo, no es otro que durante el puente de la Constitución. Y lo es por obra y gracia de las matanzas domiciliarias que se suelen concentran en torno a estos tres días festivos —como en el pasado, cuando la minería marcaba el ritmo de la vida en el Bierzo, se aprovechaba la celebración de Santa Bárbara para este menester— para realizar en tres jornadas las labores propias de este trabajo.

Una ‘faena’ que en los últimos años parece haber frenado el camino que apuntaba a la desaparición de esta actividad, estabilizándose el número de sacrificios de ‘gorrinos’ en torno a las dos mil unidades. Una cifra que, según apuntan desde el servicio territorial de Sanidad en la provincia, se aproxima mucho a la que se registraba en la década de los noventa en el área de salud de Ponferrada. «Fácilmente se alcanzaban cifras de 1.500 sacrificios en aquellos años solo en la zona de Ponferrada y su entorno», apunta el jefe de servicio, Juan Antonio Valbuena, quien considera que la crisis de los últimos años ha contribuido a que la gente vuelva a interesarse por esta actividad «ya que se puede ahorrar, pues puede salir algo más barato».

Una razón, la económica, a la que los productores añaden alguna otra. Como «la calidad de la carne de unos animales criados en casa, y a los que sabes con qué los estás alimentando», apuntan los criadores de cerdos para el sacrificio. Pese a esta supuesta mayor calidad, no es menos cierto que la demanda de este tipo de animales no atraviesa sus mejores momentos.

Según los datos facilitados por el servicio territorial de Sanidad, en la última campaña —la 2013/2014—, en la comarca del Bierzo se analizaron muestras de 2.080 cerdos, una cifra muy similar a la registrada en la campaña anterior —la que abarca el segundo semestre de 2012 y el primero de 2013— cuando se habían contabilizado 1.119 sacrificios de gorrinos.

Por zonas básicas de Salud, la que se engloba en torno al Puente de Domingo Flórez desbancó del lugar de privilegio a la de Ponferrada en la última campaña, convirtiéndose en la zona de la comarca del Bierzo en la que se registraron más matanzas domiciliarias.

Asimismo, mientras en el entorno de las grandes poblaciones como Ponferrada, Bembibre o Fabero se mantiene la tendencia a la disminución en el número de sacrificios de cerdos en casa, en zonas más ‘rurales’ como Cacabelos, Villafranca del Bierzo o el propio Puente de Domingo Flórez la tendencia se ha invertido, experimentando un crecimiento en el número de matanzas domiciliarias.