La ‘Operación Martírium’ y el último cargamento del ‘Tritón 2000’

El último viaje del ‘Tritón 2000’ lo llevó a una 840 millas al suroeste de la isla de Gran Canaria. Entonces ya estaba señalado en todos los radares de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado como el protagonista de la Operación Martírium. El operativo desplegado disponía ya de información del lugar de aprovisionamiento con las coordenadas exactas, de la ruta que seguiría —una ruta no habitual de mercancías ni área de pesca y por el contrario sí lo era de transbordos de cocaína procedentes de costas de Venezuela o Brasil, según recoge la sentencia en su relación de los hechos— y hasta de los 300 litros de combustible diesel con que se habría abastecido la embarcación. Toda esta información se obtuvo tras la decisión del Juzgado de Instrucción número 3 de Denia de autorizar la intervención de los teléfonos móviles de los, por entonces, sospechosos de narcotráfico.

Precisamente, la defensa de los narcotraficantes intentó invalidar las pruebas obtenidas mediante el pinchazo de los teléfonos móviles aduciendo que se habían «producido lesiones de los derechos fundamentales de los acusados». pidiendo «la nulidad de las medidas de intervención telefónicas así como todas las diligencias que, directa o indirectamente, derivasen de la misma».

Los abogados defensores, que solicitaban la libre absolución de los acusados, intentaron demostrar en el juicio que las escuchas telefónicas no estaban justificadas, basando su argumentación que el juzgado que las decretó no tenía competencias para tomar esa decisión. Así aducieron que «sobre los procesados existía una investigación anterior realizada por el Juzgado de Instrucción número 2 de Madrid, que había decidido sobreseer unas diligencias previas sobre los acusados, por lo que el juzgado de Denia era incompetente, tanto desde el punto de vista de los antecedentes de la investigación como del contenido de la misma».