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TRIBUNALES

El fiscal pide 20 años por asesinato para el autor confeso del crimen de Argayo

Coincide con la acusación en que el cuñado de la víctima actuó con premeditación

Diego Álvarez, camino de los juzgados de Ponferrada

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C. F. C. | PONFERRADA
Ponferrada

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Veinte años de cárcel por asesinato. Es la pena que solicitan tanto el Ministerio Fiscal como la acusación particular para el autor confeso del crimen de Argayo, el joven Diego Álvarez, de 28 años en el momento del suceso, que reconoció haber disparado con una escopeta de caza a su cuñado, el minero de 40 años Ángel Gómez, la noche del 30 de abril de 2012 en su propia casa.

A la espera de conocer el escrito de calificaciones de la defensa, Fiscalía y acusación coinciden en que el acusado actuó con premeditación, mató a su cuñado de un disparo de escopeta en torno a la media noche y después trató de simular un asalto nocturno al chalé de Argayo (Páramo del Sil) para encubrir el crimen. Diego Álvarez, que compartía domicilio con sus padres en la planta baja del inmueble, y con su cuñado, su hermana y sus dos sobrinas, en la planta superior, no fue detenido hasta el 8 de mayo.

El joven confesó el crimen ante el juez de guardia que le tomó declaración. Su defensa ha argumentado que actuó para proteger a su hermana y a las dos niñas, supuestamente víctimas de malos tratos por parte del fallecido. El abogado de la acusación, Miguel Orallo, entiende por el contrario que detrás del enfrentamiento entre los dos cuñados, cuya relación era notoriamente mala, puede haber un supuesto problema de drogas del detenido. La víctima había notado que faltaba dinero y objetos de valor de la casa, como aperos de pesca recién adquiridos, situada en la calle La Pólvora de Argayo.

La Fiscalía también ha solicitado una indemnización de cuatro mil euros para cada uno de los hermanos de la víctima en concepto de responsabilidad civil. Tanto la esposa como las hijas del fallecido renunciaron en su día a reclamar ninguna cantidad.

Escopeta de caza

El crimen conmocionó a la pequeña localidad de Argayo y ocurrió con las dos hijas del matrimonio en la casa y la esposa en el restaurante de Lillo del Bierzo donde trabajaba. Fue la mujer de la víctima, supuestamente avisada por sus hijas al oir el disparo, quién llamó al teléfono de emergencias del 112 cuando regresó a la casa y se encontró a su marido con un tiro en el homoplato izquierdo.

La investigación de la Guardia Civil descartó pronto que detrás del crimen pudiera haber un robo de una persona ajena a la casa y ocho días después, y tras los análisis de balística, detenía al cuñado de la víctima y al día siguiente a sus amigos S.D.C. y J. A. F, acusados de encubrimiento.

La Audiencia Provincial de León debe fijar ahora fecha para que un jurado popular juzgue al acusado del crimen y a los supuestos encubridores y cierre uno de los episodios más escabrosos ocurridos en el Bierzo en los últimos años.