El fratricida de Cacabelos estará trece años en un psiquiátrico

La Sección Tercera de la Audiencia Provincial dictó una media de internamiento por espacio de no más de trece años para Paulino González Álvarez, al que un jurado popular consideró culpable del crimen de Cacabelos, por el que no tendrá responsabilidad penal al apreciarse la eximente completa de anomalía psiquiátrica, de acuerdo al fallo que se hizo público en la mañana de ayer, cuando no había llegado a cumplirse todavía una semana de la celebración del juicio.

Carlos Javier Álvarez, magistrado presidente, no siguió la propuesta del Ministerio Fiscal, que había propuesto quince años de internamiento ni tampoco la de la defensa, que había solicitado un máximo de cinco años, y se decantó por un tope de trece años «sin perjuicio de la posibilidad de sustitución de la medida a la vista de su evolución».

La medida adoptada para el condenado «se justifica en la gravedad y trascendencia del padecimiento que sufre, puesta de manifiesto en los informes médicos oídos en juicio, a la falta de controles internos y de posibles controles externos y, en especial, a la peligrosidad que supone tanto para él como para los demás los episodios agudos de la enfermedad, peligrosidad evidenciada en los actos enjuiciados, pero que también resulta de los informes médicos antes citados». La adopción de tal medida «también encuentra su justificación en las propia recomendaciones de tales profesionales al recomendar el internamiento como necesario para buscar pautas de normalización de la personalidad del acusado que aunque no eliminen su patología, al menos, logren disminuir sus efectos».

Debe tenerse en cuenta que no consta que el acusado, pese a padecer probablemente la enfermedad mental ya referida desde hace tiempo, estuviese siendo tratado médicamente por tal motivo, careciendo de cualquier control, lo que aconseja mantener el régimen cerrado que supone el internamiento en centro psiquiátrico, máxime cuando, a la vista de su evolución, cabe adoptar medidas sustitutivas.

Paulino acabó con la vida de su hermano el 23 de noviembre de 2011. Consideraba que era el jefe de una facción de la mafia calabresa que quería acabar con su vida. Le asestó 23 puñaladas pero no era consciente de lo que hacía.