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Ponferrada pone en marcha en el colegio Navaliegos el comedor social con 15 niños

El servicio comenzó a funcionar el día 1 y se mantendrá hasta finales de agosto.

Exterior del colegio Navaliegos, donde se desarrollará el servicio de comedor social.

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MARTA VALCARCE | PONFERRADA
Ponferrada

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«Los niños comen, pero no correctamente con todos los nutrientes necesarios para su desarrollo», así explicaba la responsable de la asociación Gente Solidaria, Emi Esteban, el motivo que les ha llevado a desarrollar por segundo año y en colaboración con el Ayuntamiento de Ponferrada un comedor social en las instalaciones del colegio Navaliegos.

Desde su apertura el día 1, más familias se han ido sumando a esta iniciativa que cuenta actualmente con quince menores. Todos ellos provienen de familias ponferradinas que tienen dificultades económicas. Las asistentes sociales del Ayuntamiento de la ciudad son las encargadas de remitir a los pequeños a este comedor. El plazo para solicitarlo todavía se encuentra abierto. La gran diferencia respecto al año pasado es que se desarrolla durante los dos meses de verano y no solo en agosto como sucedió entonces.

La ayuda presupuestaria que el Ayuntamiento ha destinado a esta actividad es de 2.900 euros, una cifra que sirve para cubrir los gastos de un solo mes. Por ello, desde la asociación Gente Solidaria han desarrollado ya dos actividades con fines benéficos: un teatro organizado por el Centro de Enseñanza Musical y un conjunto de conciertos en Golden Coconut, con los que han logrado recaudar aproximadamente 1.500 euros. Desde la asociación no descartan realizar más eventos de este tipo para financiar el comedor. De no lograr ingresos por estas vías serán los fondos de la propia organización los que cubrirá los costes.

Emi Esteban destacó que «aunque otras entidades como Cáritas o el Banco de Alimentos dan comida, los niños necesitan comer más que pasta y legumbres para su correcto desarrollo». Motivo que les ha llevado un año más a darse cuenta de la necesidad de poner en marcha este comedor social. En él trabajan tres voluntarios que irán aumentado a medida que lo hagan los niños. Además de servirles la comida, juegan con ellos y les enseñan hábitos de vida saludables en las casi dos horas que permanecen en el colegio.