«Para abastecer el lavadero salían 80 vagonetas al día»

Las concesiones —Antonina, Las Nieves 1 y Las Nieves 2— para la extracción de mineral de este enclave afecta a casi un millar de hectáreas que se adentra incluso hasta el subsuelo de Oencia. De ellas, una mínima parte está explotada en la zona de Requejo, donde, en el momento de mayor actividad llegaron a trabajar más de 150 mineros. «Con Peñarroya se pusieron a trabajar a tres turnos, ya que había que abastecer el lavadero con una 40 vagonetas por la mañana y otras cuarenta por la tarde», recuerda Vicente Delgado.

Si en la mina son perceptibles dos formas de explotación, otro tanto sucedió en la zona del lavadero. «Primero se empezó con unas celdas de absorción, donde una membrana que subía y bajaba, separaba el plomo, más pesado, de la tierra, que quedaba arriba», señala el ex vigilante. «Luego se introdujo el molino que pulía el material, dejándolo como harina y se echaban reactivos. ¡Hasta cianuro hemos empleado para separar las pepitas de cobre!».