Diario de León

Los vecinos de Sancedo vigilan día y noche sus pinares para evitar incendios

Los propietarios, que llevan 25 años patrullando el monte, se organizan en turnos.

Vecinos de Sancedo recorrían esta semana los pinares de la localidad para protegerlos del fuego.

Vecinos de Sancedo recorrían esta semana los pinares de la localidad para protegerlos del fuego.

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firma | dataC. FIDALGO | PONFERRADA
Ponferrada

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«A mí ya me cuesta, pero van mis hijos», decía ayer en un bar de Sancedo, en un alto en su partida de cartas, Domingo Pérez, de 83 años y uno de los cien propietarios de pinares en la localidad que estos días están extremando la vigilancia en el monte para evitar que los devore un incendio forestal. Organizados en turnos rotatorios —cada día establecen una lista— los vecinos de Sancedo llevan 25 años patrullando día y noche para proteger los dos mayores los activos económicos del municipio; los pinos, que ocupan una extensión aproximada de mil quinientas hectáreas, y la setas.

Y lo están consiguiendo, porque desde el verano de 1991, cuando un pavoroso incendio procedente de Fresnedo arrasó más de un millar de héctareas de bosque y puso en peligro a la vecina población de Ocero durante la madrugada del 28 de agosto, la zona no ha vuelto a sufrir ningún incendio de graves proporciones.

«Yo perdí 16.000 pinos en aquel incendio», recordaba ayer Pérez, hoy propietario de unos 40.000 árboles que ha dividido para sus hijos. Los vecinos saben lo que se juegan en el monte. El propio Pérez contaba ayer que acaba de obtener unos 40.000 euros con la venta de 3.000 pinos. Y como recuerda Fernando Cabezudo, propietario del popular restaurante Willy’s de Sancedo, además de la madera, la otra riqueza del pueblo está en la setas que se recogen cuando entra el otoño. «Si no lo hacemos, en turnos de día y noche, nos quedamos sin madera y sin setas». La seta chantarela y el níscalo ya se vendían hace veinte años en el mercado de Barcelona

La tradición maderera de Sancedo ha convertido a sus patrullas vecinales en algo pionero. La iniciativa partió a principios de los años noventa, del entonces prediente de la Junta Vecinal, Rafael Bravo Mendía, que consieraba que la soledad del monte, de madrugada, permitía a los incendiarios que quemaran el monte con total impunidad.

Sin incendios graves

Desde entonces, apenas han tenido incendios, todos ellos de menores proporciones. Que el pueblo lleva muchos años sensibilizado lo demostraron en agosto de 1995, cuando decenas de vecinos se echaron al monte para auxiliar a las brigadas forestales que sofocaban un incendio en las inmediaciones El Espanillo, ante la persepectiva de que las llamas se propagaran. Las cuadrillas encontraron aquel día —no está de más recordarlo— restos de mechas retardantes en el bosque.

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